P. Rico-Kilómetro Cero da a conocer caso de violencia policíaca en que agentes tiraron carro encima de joven y lo dejaron quemándose debajo

La víctima./Inter News Service

San Juan, 19 dic (INS).- La directora de la organización Kilómetro Cero, Mari Mari Narvaez, dio a conocer hoy un caso de violencia policíaca contra un joven de escasos recursos y cuya familia lo había perdido todo en el huracán María.

Kilómetro Cero documenta algunos casos de violencia de Estado con el propósito de abogar por un Puerto Rico en el que se proteja la vida humana, las libertades y la dignidad en la búsqueda de la seguridad pública, al servicio de una sociedad más democrática y justa.

Según Narváez, a Jonathan Marte Meléndez, de 24 años, la Policía le tiró el carro encima y lo dejó quemándose debajo.

El incidente se reportó el 20 de septiembre pasado, cuando iba de camino en su motora a su casa en la comunidad de San José en San Juan.

Venía desde Canóvanas por la PR-3 y decidió comerse una luz. “Esas motoras se las roban mucho y como uno no se siente seguro en las luces pues cometí el error de comerme la luz para no quedarme ahí a la intemperie, que me fueran a hacer algo”, contó la víctima.

Ante el llamado de detención de una patrulla, el joven en primera instancia no paró y se produjo una persecución.

El muchacho contó que intentaba detenerse, pero los policías le tiraban la patrulla encima y tenía que volver a acelerar, por miedo. Poco después, volvía a intentarlo pero la patrulla de nuevo se pegaba peligrosamente.

Otras patrullas también fueron apareciendo en la persecución y hacían lo mismo, pegándose demasiado.

Así estuvieron un rato, hasta que el joven, sin muchas más opciones, tuvo que correr el riesgo de detenerse y, en efecto, ocurrió lo que él anticipó: los policías le tiraron una patrulla encima, impactando la motora.

El muchacho se cayó al piso y, acto seguido, la patrulla le pasó literalmente por encima, dejándolo pillado entre la brea y la guagua de la Policía.

Mientras Jonathan se quemaba debajo del auto, escuchaba a los oficiales diciendo que el gato no servía para levantar el auto y sacar al muchacho de allí.

A los pocos minutos llegaron más patrullas.

Él, perturbado por el dolor extremo que atravesaba y sin poder apenas respirar, no recuerda cuántos autos de la Policía llegaron a la escena pero sí sabe que eran “muchos”.

Aún así, seguían diciendo lo mismo: que ninguno tenía un gato.

Una joven llegó a la escena y pedía a los oficiales que lo ayudaran y lo sacaran pero no hacían nada.

No fue hasta unos 25 minutos después, que una grúa finalmente llegó, subió la guagua y los oficiales finalmente lo sacaron.

Pero ya Jonathan tenía heridas, quemaduras y daños graves.

El perjudicado sufrió quemaduras graves, una fractura en la pelvis, otra en el hombro y varios dientes rotos, entre otras heridas.

Tuvo que ser operado varias veces, incluyendo intervenciones de injerto de piel en varias partes del cuerpo.

Pasó un mes y un día en Centro Médico.

El informe que escribió la Policía es muy distinto al relato de Jonathan.

Según este, el joven supuestamente perdió el control del volante, se cayó y la patrulla lo chocó.

El caso de Jonathan nos levanta todas las dudas por lo que podría ser más un caso de tortura o castigo cruel que de negligencia o indolencia policíaca”, indicó Narváez.

Agregó que “el trabajo de la Policía no es torturarnos. Tampoco es castigarnos. Ningún policía puede impartir un castigo ni siquiera porque una persona esté cometiendo una falta administrativa o incluso un delito. El rol de la Policía es actuar como primer eslabón de un proceso administrativo o de justicia que culmine en la rendición de cuentas de la persona en el caso de que se haya cometido alguna falta o delito. Los castigos a una persona que presenta una falta administrativa como es comerse una luz, son por lo general multas. En el caso de alguien que delinque, el castigo solo lo puede establecer un juez, después de un debido proceso de ley”.INS

lp

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