P. Rico-El caso del genetista chino He Jiankui abre un debate científico ético mundial

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 31 dic (INS).-  Se aviva la pertinencia del Convenio de Oviedo, España, logrado en 1997 por 29 países, que prohibe los experimentos que modifican genéticamente a embriones a implantarse en mujeres para llevar a término embarazos y traer a la vida bebés modificados.

El caso del científico chino He Jiankui, creador de los primeros bebés modificados genéticamente, es el responsable de que ello suceda.

Jiankui fue el científico creador de los primeros bebés modificados genéticamente y acaba de ser sentenciado en China a tres años de cárcel y a pagar una multa de tres millones de yuanes, equivalente a 425,600 dólares.

El 26 de noviembre pasado, Jiankui sorprendió al mundo al hacer el anuncio de que había manipulado dos embriones humanos mediante una técnica de adición genética conocida como CRISPR, con el propósito de lograr inmunidad de los bebés modificados genéticamente al virus del sida.

Jiankui, conocido bajo el mote de “el Frankenstein chino”, publicó en vídeos de YouTube su narración de cómo había logrado el experimento con dos bebés gemelas de nombres Lulu y Nana, que habían nacido semanas antes de la narración, reseña el periódico español El País.

El problema que otros científicos han traído a colación es que la tecnología de modificación genética en experimentos como los de Jiankui no está lista todavía para ser aplicada de manera segura.

Este tipo de experimento requiere una fecundación in vitro.

El experimento ha abierto un debate en cuanto hasta dónde debe llegarse con las modificaciones genéticas e intentos de mejorar el genoma humano.

El problema es que todavía estas modificaciones genéticas no se han perfeccionado y es probable que no se modifiquen todas las células, sino un parte, con lo cual se podrían producir seres humanos con dos genomas diferentes.

Cada una de las células de una persona lleva en su interior una copia de su genoma, lo que constituye un conjunto de 6.000 millones de componentes de los enlaces en el espiral del ADN que son el código de instrucciones para el correcto funcionamiento de todas las actividades vitales.

Hay erratas en ese genoma que pueden provocar enfermedades. Y lo que Jiankui intentó modificar fue el genoma de los embriones para reproducir una errata beneficiosa de 39 letras de menos en el gen CCR5 que permiten que el virus del sida infecte los glóbulos blancos.

La publicación Technology Review da a conocer que Jiankui sabía que algunos embriones no se habían editado correctamente y tuvo la posibilidad de no implantarlos en la madre, pero decidió seguir con el procedimiento.

Muchas naciones que no han firmado el Convenio de Oviedo carecen de legislación específica para evitar que un caso como este pueda repetirse.

Rusia es una de esas naciones, donde un investigador de reproducción asistida, de nombre Denis Rebrikov, ha manifestado su intención de emular a Jiankui.

Un genetista de la Universidad de Harvard ha hecho una lista de posibles modificaciones genéticas que podrían aumentar la masa muscular, dar más fortaleza y solidez a los huesos o retrasar el envejecimiento del ser humano.

Sin embargo, una cumbre internacional sobre modificación del genoma humano efectuada en Hong Kong en 2018 concluye en sus acuerdos que los riesgos con los ensayos clínicos de modificar germinalmente al ser humano son muy grandes actualmente.

A Jiankui, de quien se desconoce su paradero, el tribunal de China le ha vedado de por vida el desempeño profesional de cualquier actividad relacionada con la práctica en el campo médico. INS

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