P. Rico-Huarcán María/Las 300 mil hectáreas de bosques de la Isla tardarán 50 años en volver a su máxima expresión tras el paso del ciclón, que llegó a “restablecer el orden”

Arboles decapitados son ahora el paisaje habitual en la Isla./Inter News Service

Por Leoncio Pineda Dattari
San Juan, 29 sep (INS).- Esta vez no hubo salvación. Luego de los huracanes Hugo (1989), que afectó sólo a una tercera parte de Puerto Rico, y George (1998), que abarcó una gran área del país pero no con un poder destructor masivo, el ciclón María, con vientos de hasta 155 millas por hora, arrasó con los bosques de la Isla en poco más de seis horas.
Ahora, las 300 mil hectáreas de bosques de la Isla tardarán 50 años en volver a su máxima expresión, aunque los rebrotes en los árboles comenzarán en cerca de dos años y muchos de ellos van a sobrevivir pese al desolador panorama que ofrecen con su vegetación desfoliada, sus hojas oscuras que dan la impresión de haber sido quemadas, ramas en el piso y, por sobre todo, la decapitación masiva que no es igual a la muerte del ejemplar.
María se convirtió en una rasuradora perfecta, porque los árboles fueron decapitados a la misma altura, pero pese a su poder destructivo el huracán llegó a Puerto Rico a “poner orden”, asegura el director de Instituto Internacional de Dasonomía Tropical, Ariel Lugo.
El experto ve con otros ojos la devastación: “El huracán es positivo, casi esencial. Uno de los factores más importantes en la organización ecológica de los bosques de Puerto Rico. Además, los bosques de la Isla son jóvenes, resultado del abandono de la agricultura, y sólo el diez por ciento está maduro. Los bosques tardarán entre 50 a 60 años en volver a su máxima expresión”.
Así, una especie masiva como el Tulipán Africano (introducido), y que forma bosques en terrenos agrícolas abandonados, no debería tener problemas en resurgir debido a su rápido crecimiento, mientras que el Tabonuco (nativo) exhibe múltiples formas de adaptación para adaptarse a los huracanes.
También es esperanzador el futuro para el Ausubo, que dio madera para los fortines españoles y las casonas de San Juan, ya que se ha documentado que luego de un huracán su población aumenta.
La Palma de Tierra y el Guayacán también sobrevivirán. El primer árbol, aunque pierde sus hojas externas, las nuevas surgen por el tallo, mientras que el segundo exhibe un sistema de raíces enorme que le permiten seguir erguido, en pie.
Otro escenario vivirán los animales e insectos que se nutren de los bosques.
“El depredador, en este momento, está teniendo su agosto, pero las abejas no encuentran su néctar y los pájaros sus semillas. Tienen problemas serios ahora mismo, porque no hay alimentos. Habitualmente, con los huracanes, migran, pero María afectó a toda la Isla. Lo más probable es que busquen porciones verdes para tener refugio, aunque esta situación también es un reajuste para estas especies”, afirma Lugo.
Al final, se trata de sobrevivencia, la lección que ha dejado María.INS
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