San Juan, 14 sep (INS).- Un grupo de maestros sometió una querella ante la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Puerto Rico (OSHA, siglas en inglés) por violaciones a la Ley de Salud y Seguridad en el Trabajo (Ley 16 de 1975) por parte del patrono (Departamento de Educación) en la escuela Ramón Marín Solá de Guaynabo.
Los querellantes denuncian que se reintegraron a sus labores desde el 11 de septiembre y que el plantel está sin energía eléctrica y se mantiene al personal en espacios cerrados (salones, oficinas y comedor), donde se requiere aire acondicionado para poder funcionar ya que se afectan los procesos educativos, administrativos y de alimentación.
Acusaron que corren además riesgos de accidentes, no hay ventilación ni iluminación adecuada, las fuentes de agua no funcionan y el índice de calor es insoportable (llegando hasta los 102 grados), lo que aumenta en las áreas cercanas a los techos de aluminio.
De acuerdo a los maestros, las condiciones afectan el rendimiento físico y mental, los cuerpos sudan más, aumenta la temperatura corporal, causan dolores de cabeza, aumento en la presión sanguínea, mareos, escalofríos y tensión (stress), problemas de visión y de concentración.
A su vez, indicaron que a pesar de que el patrono (DE) está al tanto de dichas condiciones, insiste en mantenerlos en el lugar e incluso en que los estudiantes regresen a clases.
Dijeron que hay varios grupos con más de 25 estudiantes y la escuela tiene a varios alumnos con condiciones especiales, asma y dermatitis, que se afectan con el calor.
La portavoz de la organización Educamos, Eva Ayala, aseguró que según la reglamentación vigente, le corresponde al Departamento de Educación y a su secretaria, Julia Keleher, garantizar lugares de trabajo y estudio libres de riesgo a la salud y seguridad para que se puedan desarrollar adecuadamente los procesos educativos, administrativos y de alimentación.
En el plantel trabajan unos 49 empleados.
La escuela Ramón Marín Solá está en la urbanización Muñoz Rivera, entre las calles Azalea y Campo Bello, en Guaynabo.
Ayala hizo un llamado a la secretaria de Educación, así como a la OSHA y agencias pertinentes “para que esta situación se atienda con premura antes de que puedan ocurrir situaciones irremediables. Este es uno de esos casos que requiere atención inmediata y la mayor sensibilidad posible ya que se trata de seres humanos que sienten y padecen. No es lo mismo dar instrucciones a través de los medios desde una oficina, que trabajar en condiciones como las que atravieza dicho plantel escolar. Dichas condiciones, con sus particularidades y variantes se repiten en otras escuelas”.INS
lp