P. Rico-Superar la quiebra fiscal y la debacle económica es una jalda todavía empinada por remontar (análisis)

Puerto Rico ha depositado toda su fe y esperanza en la asignación de fondos federales a raíz de los huracanes de 2017 (Irma y María)./Inter News Service

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 28 oct (INS),- Jalda arriba, como el jíbaro de antaño, continúa Puerto Rico en el objetivo de superar la quiebra fiscal que deje atrás la injerencia de la Junta de Control Fiscal en los asuntos internos de la gobernanza de Puerto Rico.

Hay dudas legítimas de si el Plan de Ajuste de la Deuda aprobada por la Legislatura y estatuida con su firma por el gobernador Pedro R. Pierluisi es un acuerdo que dirija al país en la dirección correcta de alcanzar ese propósito.

No existe un proyecto de paradigma para el desarrollo económico de Puerto Rico que corra paralelamente al saneamiento del fisco y que permita pueda cumplirse con el objetivo de tener cuatro presupuestos balanceados consecutivamente. Se necesita para ello voluntad resolutiva para establecer una reingeniería del gobierno y un uso eficiente, adecuado con resultados tangibles de las finanzas públicas.

Reducir el gasto público para un uso más eficiente de los fondos presupuestarios del gobierno y poder cumplir con los términos del pago al servicio de la deuda ha recibido un mayor énfasis y atención pública en la prensa que la reestructuración inherente en el Plan de Ajuste a los $72,000 millones del principal de la deuda.

Sin embargo, nada se dice de un proyecto de crecimiento y desarrollo económico sustentable. Nada del contenido de un proyecto de país que contemple medidas sociales, de salud, educativas, ambientales, agrícolas, de seguridad, de reformas contributivas, entre otras, que dirijan al país a un futuro promisorio.

Puerto Rico ha depositado toda su fe y esperanza en la asignación de fondos federales a raíz de los huracanes de 2017 (Irma y María), los terremotos en el sur y la pandemia. Ese inmediatismo se olvida de que esos fondos federales especiales por los recientes acontecimientos adversos se acaban y abonan muy poco a la actividad económica productiva de desarrollo de la economía del país a largo plazo.

Pudieran esa caterva de fondos federales especiales contribuir a un crecimiento económico momentáneo y artificial que nos induzca a ver espejismos para el futuro inmediato. Pero cuando ese asistencialismo se agote, el crecimiento económico de Puerto Rico volverá a ser prácticamente cero. O tal vez, la economía del país lo que haga es decrecer, como lo ha hecho durante algunos años en el pasado.

A Puerto Rico le esperan años aciagos y de mucha incertidumbre para los puertorriqueños. La nación puertorriqueña se vacía demográficamente en el territorio continental de Estados Unidos, donde ya hay más puertorriqueños que en Puerto Rico, en busca de una mejor calidad de vida. Urge pensar cuánto este país ha venido a menos y desmejorado, a pesar de un mayor poder adquisitivo de bienes y servicios al que llamamos progreso. INS

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