P. Rico-La urgencia de que el territorio puertorriqueño se inserte en transformación energética planificada para los próximos años en Estados Unidos (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 28 may (INS).- Estados Unidos tiene como objetivo reducir las emisiones de carbono a la atmósfera netamente a cero neto para 2050, lo que significa que el país eliminaría tanto gas de efecto invernadero como el que emite. Para alcanzar ese objetivo, los estadounidenses necesitarán obtener mucha más energía de fuentes renovables como granjas eólicas y solares. Pero la privatización en Puerto Rico del sistema de energía eléctrica que entraría en vigor este próximo martes, primero de junio, no parece estar insertado a ese objetivo, a pesar del país ser un territorio estadounidense de ultramar.

Uno de los estudios más recientes sobre el tema, el Informe Net-Zero America de la Universidad de Princeton , trazó cinco caminos hacia el denominado “cero neto”, y todas esas rutas requerían que Estados Unidos superara el ritmo actual de construcción de paneles solares y turbinas eólicas, según un reportaje del New York Times.

El debate que se ha generado en Puerto Rico con el contrato privatizador a LUMA Energy no aborda este tan importante asunto, a pesar de la creciente dependencia del país en fondos federales provenientes de Washington, que se augura que en el futuro próximo su asignación en el área de energía eléctrica dependerá mucho de las transformaciones que se hagan en territorio puertorriqueño en tal sentido.

Tradicionalmente, la ubicación de las líneas de transmisión de alto voltaje determina en gran medida dónde se construyen los nuevos proyectos de energía, porque las líneas de transmisión que pueden transportar energía entre los estados y las regiones son costosas, anota el reportaje del prestigioso periódico estadounidense.

Las líneas eléctricas también son un gran signo de interrogación en otras partes del país y Puerto Rico no es la excepción. La aprobación para construir nuevas líneas de transmisión actualmente debe otorgarse estado por estado, parcela por parcela. Para mostrar lo complicado que podría ser, Cheryl LaFleur, ex presidenta de la Comisión Reguladora de Energía Federal, citó el ejemplo del proyecto de la autopista interestatal del presidente Dwight D. Eisenhower, subraya el trabajo periodístico.

Por eso, según muchos planificadores, la mejor opción es construir fuentes de energía cerca de los núcleos de población. Dicen que Estados Unidos aún necesitará expandir su red de líneas de transmisión de alto voltaje, pero minimizar esa expansión será el camino más simple a seguir.

“El costo de la energía solar es tan bajo en estos días que realmente tiene sentido instalarlo cerca de donde está la demanda, en lugar de incurrir en grandes costos de transmisión para entregarlo desde otro lugar”, dijo Emily Leslie, directora de la firma consultora de energía. Energy Reflections que contribuyó al Informe Net-Zero America de Princeton.

El Departamento del Interior tiene actualmente el objetivo de aprobar permisos para 25 gigavatios de energía renovable en terrenos federales para 2025, pero algunos de los modelos de Princeton proponen casi cinco veces esa cantidad en terrenos públicos en las próximas décadas.

La cantidad de energía permitida en terrenos públicos y dónde se construyen los proyectos dependerá de cómo la Administración Biden actualice los planes de energía solar y eólica desarrollados durante la administración Obama. Esos proyectos permiten permisos acelerados para proyectos renovables en ciertas parcelas de terrenos federales para proyectos.

Los planes existentes, con casi una década de antigüedad, deberán actualizarse para tener en cuenta los avances en la tecnología solar y eólica que permiten que los proyectos se construyan en terrenos más empinados o que tengan un impacto ambiental menor, se indica en el reportaje hecho por The New York Times.

La cuestión de si conservar estrictamente la tierra con fines ambientales o hacer excepciones para la energía limpia es espinosa.

Algunas especies, como la tortuga del desierto y el urogallo , están siendo empujadas al borde de la extinción por el calentamiento global y el desarrollo, incluida la extracción de petróleo y gas, en sus hábitats. Sin una planificación cuidadosa, agregar grandes conjuntos de paneles solares o cientos de turbinas eólicas donde viven podría empujarlos al límite. Pero también podría hacerlo la quema continua de combustibles fósiles y el aumento de las temperaturas globales.

Los desarrolladores de energía renovable deben realizar estudios de impacto ambiental y, a veces, pueden compensar el daño de los nuevos proyectos. Un desarrollador que espera construir turbinas eólicas, por ejemplo, podría pagar para modernizar las líneas de transmisión existentes más antiguas en el área para hacerlas más seguras para las aves, equilibrando el costo de la especie.

Los proyectos también se pueden construir en tierras degradadas o en recuperación, en lugar de paisajes no desarrollados.

Una mejor tecnología podría significar que los futuros parques eólicos generarán más energía con menos turbinas, o que paneles solares más eficientes podrían reducir aún más la huella de uso de la tierra de los proyectos de energía solar.

Pero incluso sin grandes avances, Estados Unidos ahora tiene la tecnología y los recursos para alcanzar emisiones netas cero. Urge a Puerto Rico insertarse en ese gran proyecto estadounidense de transformación energética. INS

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