R. Dominicana-Policías violan, golpean, humillan e insultan habitualmente a las trabajadoras sexuales, según un informe de Amnistía Internacional

Santo Domingo, 28 mar (INS).- Amnistía Internacional denunció en un informe publicado este jueves que la policía de República Dominicana viola, golpea, humilla e insulta habitualmente a las trabajadoras sexuales para ejercer un control social sobre ellas y para castigarlas por transgredir las normas sociales sobre sexualidad y femineidad aceptables.  

Pidió al presidente Danilo Medina que reconozca públicamente, condene el uso de la violación u otras formas de tortura y malos tratos por motivos de género de parte los agentes, y solicitò a la Procuraduría General de la República que elabore un protocolo para la investigación de posibles casos de este tipo.

¿Si ellos pueden tenerla, por qué uno no?”, expone el organismo sobre las historias de 46 trabajadoras sexuales transgénero dominicanas, muchas de las cuales denunciaron “haber sufrido diversas formas de violencia, gran parte de la cual constituye tortura y otros malos tratos infligidos por motivos de género”.

Precisa el reporte que la criminalización de las trabajadoras sexuales, combinada con el profundo machismo, “alimenta las detenciones arbitrarias a manos de la policía y permite que estas graves violaciones de derechos humanos se cometan impunemente”.

La violencia de género es epidémica en todo América Latina y el Caribe, y las trabajadoras sexuales corren especial riesgo de sufrirla a manos de agentes tanto estatales como no estatales”, manifestó Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

Indicó que “los escalofriantes testimonios” que ha recopilado en República Dominicana revelan que la Policía Nacional toma como blanco a las mujeres que venden sexo y les inflige abusos sexuales y humillación con el propósito de castigarlas y discriminarlas y destaca que en virtud del derecho internacional, “ese trato puede constituir tortura y otros malos tratos por motivos de género.”

Amnistía Internacional recuerda que en el paìs, en 2018, la Procuraduría General de la República recibió más de 71,000 denuncias de violencia de género e intrafamiliar, más de 6,300 denuncias de delitos sexuales, entre ellas 1,290 de violación.

También cuenta con una de las tasas de feminicidio más altas de la región, con más de 100 casos registrados en 2017, según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, de la ONU. De igual modo, 47 mujeres transgénero han sido asesinadas desde 2006, según la ONG liderada por personas transgénero Trans Siempre Amigas (Transsa).

Refiere el reporte que “los expertos en salud pública estiman que hay hasta 97,000 mujeres cisgénero (aquellas personas que se identifican con el género con el que nacieron) que ejercen trabajo sexual en República Dominicana, y hay al menos 3,900 mujeres transgénero, muchas de las cuales ejercen trabajo sexual”.

Aproximadamente la mitad de las damas entrevistadas por el organismo internacional eran cisgénero, y la otra mitad eran transgénero, quienes habían decidido ejercer trabajo sexual por una diversidad de motivos, como son flexibilidad y control sobre su jornada laboral o ingresos más altos comparados con otras alternativas, y les daba independencia económica. Para otras, el trabajo sexual era una de las escasas opciones que tenían para cubrir sus necesidades básicas.

Al menos 10 de las 24 mujeres cisgénero entrevistadas para este informe declararon haber sido violadas por policías, a menudo a punta de pistola. La mayoría de las mujeres transgénero también habían sufrido a manos de la policía actos discriminatorios y violentos (normalmente centrados en su identidad o expresión de género) que podrían constituir tortura u otros malos tratos”, agregó.

La entidad afirma que entrevistó a múltiples damas que describieron cómo habían sido violadas por grupos de agentes armados y uniformados en circunstancias similares “en plena noche, en esquinas oscuras, y a menudo en la parte trasera de vehículos policiales”.

Apunta el informe que la impunidad por la tortura sexual es lo normal y República Dominicana no recopila datos que ayudarían a determinar el alcance y la gravedad del problema de la tortura y los malos tratos por motivos de género a manos de la policía, “y esa recopilación es un paso fundamental para combatir esa grave violencia y hacer rendir cuentas a quienes la perpetran. Esta impunidad alimenta la normalización de esos delitos por parte de las autoridades, así como, en algunos casos, por parte de las propias víctimas”.

Remarca que las autoridades nacionales rara vez se toman en serio las denuncias de las personas que ejercen trabajo sexual. Una mujer dijo a Amnistía Internacional: “Si tú vas al destacamento a levantar una denuncia, lo que te tratan es como puta. No te hacen caso. No te prestan atención”.

Amnistía Internacional expresó que a pesar de haber ratificado múltiples instrumentos internacionales de derechos humanos que prohíben la tortura, las autoridades dominicanas no previenen o investigan estos posibles casos de tortura ni tampoco les otorgan reparación, conforme dispone el derecho internacional.INS

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