P. Rico-Las expectativas centradas en Glasgow, Escocia con la cumbre COP26 y la ausencia de los presidentes de Rusia y China

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 3 nov (INS).- Concluida la primera fase de la cumbre medioambiental de las Naciones Unidas COP26 con los mandatarios de 192 países participantes, ahora comienza la segunda fase con la intervención de activistas, científicos, negociantes y funcionarios que trabajan a diario en los gobiernos.

Esta primera fase de la cumbre dejó dos compromisos de relativo alcance: la reducción de emisiones de gas metano, uno de los más activos en el calentamiento global, y la adopción de medidas para acabar con la deforestación durante la próxima década.  

En vísperas de la cumbre, el Panel científico de Naciones Unidas advirtió que el objetivo es que no se supere los 2º C de calentamiento adicional en 2050 y conseguir el umbral de 1.5º C. Al ritmo de los últimos años, el ecosistema terrestre se habrá calentado 2.7º C cuando se llegue a la mitad del siglo, según los expertos.

Ha sido notoriamente significativa, la ausencia de los presidentes de China y Rusia y los líderes occidentales los han señalado con el dedo acusador y acusados de no tener un compromiso verdadero con la causa de detener el calentamiento global y el cambio climático.

Ellos han respondido calificando esas acusaciones de hipócritas en la farsa de la geopolítica y sus estrategias de dominio internacional en medio del catastrofismo climático que se acentúa con la realidad innegable de la globalización de inundaciones, sequías, incendios, desertización y otras manifestaciones extremas cada vez más extensas y devastadoras.

La lógica fuera de las esferas del poder gubernamental de ambientalistas es imposible frenar de golpe el calentamiento global, pero sí tenemos que hacer más y dar pequeños pasos en esa dirección, echando a un lado las luchas geopolíticas.  

En el discurso oficial de las principales potencias occidentales hay una recriminación a los países emergentes por su ceguera desarrollista, en algunos casos sustentado mediante gobiernos autoritarios y cuya prosperidad estriba en el consumo y/o explotación de recursos fósiles y altamente contaminantes.

Pero de una actividad económica basada en el consumo y de la explotación de los recursos naturales fósiles, altamente contaminantes, no están exentas las potencias occidentales. El mejor ejemplo son los “lobbies” de las industrias fósiles y de las grandes compañías farmacéuticas para detener —o por lo menos— mediatizar los acuerdos ambientales en cónclaves como el que se realiza actualmente en Glasgow, Escocia. INS

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