P. Rico-Ya Mambrú no va a la guerra en el régimen colonial, por lo que la estadidad y el colonialismo pierden fuerza política (análisis)

La entrada al fuerte Buchanan./Inter News Service

Por Rafael Santiago Medina

 San Juan, 15 jun (INS).- Ahora que volverán las deliberaciones esta semana en el Congreso de Estados Unidos (mañana miércoles) y en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas (el viernes), la interrogante acerca de si la estadidad para Puerto Rico es viable en esta etapa de la historia de Estados Unidos agitará y estremecerá el ánimo y despertará el apasionamiento ideológico de muchos puertorriqueños.

Desmanteladas las bases militares de Estados Unidos en Puerto Rico y habiéndose la alta tecnología apoderado de las artes bélicas, ya Puerto Rico no es un punto geográfico estratégico en la geopolítica y una carnicería de personas sacrificables en el frente de batalla para los cañones de guerra estadounidenses, por lo cual se alega se extendió la ciudadanía “americana” a los puertorriqueños en 1917. Mambrú en Puerto Rico ya no está obligado por ahora ir a la guerra, derogado el servicio militar obligatorio. Si decide ir a la guerra, lo hace “voluntariamente”.

Es innecesario bajo la modernidad “disparar” en términos retóricos como parte de las estrategias de guerra a personas por la boca del cañón como se hace en los circos y sacrificarlos bélicamente en aras de intereses geopolíticos. Ahora la guerra es más sofisticada y sus soldados y combatientes ya “profesionalizados” también.

Por otro lado, aquellos procesos de anexión de territorios para la formación de Estados Unidos pasaron a la historia y siendo una nación ya sólidamente formada y estructurada, la estadidad para Puerto Rico es un anacronismo, observan académicos y analistas políticos. Es un asunto que quizás alguien lleve a la consideración de ambos foros, el parlamentario en Washington, y el diplomático en el Comité de Descolonización en la sede de la ONU en Nueva York. 

Para lo único que Puerto Rico es útil a Estados Unidos en estos momentos, arguyen estos mismos académicos y analistas políticos, es para seguir siendo un buen consumidor en un mercado cautivo producto de una relación política y económica colonial. Y para ello no es necesaria la anexión o estadidad, como se denomina en Puerto Rico a esa opción de total asimilación política. Pero, además, Puerto Rico tiene que desatar esa camisa de fuerza que limita su desarrollo económico.

Entendido esto, el planteamiento que subyace con viveza es la necesidad de una opción creativa política y económicamente de una nueva interrelación entre Puerto Rico y Estados Unidos, con potencial de desarrollo económico para el territorio puertorriqueño.

Rechazada mayoritariamente por los puertorriqueños la opción histórica de la independencia que han adoptado los pueblos frente al dominio imperial y reconocida como legítima en el derecho internacional, entonces debe explorarse como solución política y económica una nueva asociación política que no esté maniatada y amplíe, para lo que es hasta ahora una posesión colonial de ultramar, las limitaciones constitucionales estadounidenses del federalismo gubernativo estrecho.

Distinto al sistema consuetudinario inglés o al sistema legal francés, Estados Unidos imposibilita constitucionalmente la relación de libre asociación con todos los derechos a los ciudadanos pactada con un territorio de ultramar como una alternativa para salir y rebasar el colonialismo.

Puerto Rico no votó democráticamente en las urnas si deseaba la invasión de Estados Unidos en 1898, durante la Guerra Hispanoamericana. Ha perdido visos de legitimidad el plebiscito de 1967 y todos los demás intentos de consulta plebiscitaria celebrados posteriormente en Puerto Rico.

Por lo tanto, esa nueva relación política y económica de Puerto Rico con Estados Unidos tiene que estar ideada para encajar como una pieza de un rompecabezas en la Constitución de Estados Unidos, libre de restricciones de la instancia gubernativa federal para el reconocimiento pleno de derechos constitucionales a los ciudadanos puertorriqueños. INS

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