P. Rico-Un asesinato nunca esclarecido verdaderamente el de Martin Luther King, bajo la sospecha que perdura hasta hoy de una conspiración de nebulosa procedencia: deuda que tiene Estados Unidos con la historia

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 18 ene (INS).- “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”, aseveró Martin Luther King, el prócer de los derechos humanos cuya vida conmemoramos hoy.

Asesinado en Memphis, Tennessee el 4 de abril de 1968, por un francotirador mientras saluda a sus seguidores desde el balcón del motel Lorraine, acompañado por sus colaboradores entre los que se encuentra el reverendo Jesse Jackson.

King, galardonado con el Premio Nobel de la Paz cuatro años antes por su labor en favor de la igualdad racial y los derechos civiles, tenía 39 años de edad. El atentado provoca estupefacción en la nación y es el inicio de graves desórdenes e incendios que se extienden a otros estados, lo que arroja un resultado de cerca de 50 muertos.

Dos meses después del asesinato de King, el convicto fugitivo James Earl Ray fue capturado en el Aeropuerto de Londres-Heathrow mientras intentaba partir del Reino Unido con un pasaporte canadiense falso bajo el nombre de Ramon George Sneyd.

Ray fue expedítamente extraditado a Tennessee y acusado por el homicidio de King, confesando el asesinato el 10 de marzo de 1969 (aunque se retractó de su confesión tres días después), siguiendo el consejo de su abogado Percy Foreman, Ray aceptó declararse culpable para evitar una condena en juicio y así la posibilidad de recibir la pena capital. Ray fue sentenciado a 99 años de prisión.

Dijo que conoció a un hombre en Montreal, Canadá, con el alias “Raoul”, que estaba involucrado, como también lo estaba su hermano Johnny, pero no él mismo, afirmando posteriormente que aunque él no había “disparado personalmente a King,” sí podría haber sido “parcialmente responsable sin saberlo” en la conspiración. Pasó el resto de su vida intentando (sin éxito) el retirar su declaración de culpable e intentando lograr un nuevo juicio que nunca obtuvo.

Ray junto a otros siete convictos escaparon de la prisión Brushy Mountain State Penitentiary en Petros, Tennessee el 10 de junio de 1977. Fueron recapturados el 13 de junio del mismo año y regresados a prisión. Se le agregó un año más a la condena anterior sumando un total de 100 años. Poco tiempo después, Ray testificó no ser el asesino de King ante el Comité cameral sobre asesinatos.

En 1998, el hijo de Martin Luther King, Dexter King se reunió con Ray y apoyó públicamente los esfuerzos de Ray para que obtuviera un nuevo juicio. Loyd Jowers, propietario de un restaurante en Memphis, fue llevado a la justicia civil y demandado por ser parte de una conspiración para asesinar a Martin Luther King.

Jowers fue encontrado culpable, y a la familia King se le entregaron $100 dólares como indemnización, propuesto por ellos, para demostrar que su persecución no tiene que ver con una búsqueda de ganancias económicas.

El Dr. William Pepper continuó siendo abogado de James Earl Ray hasta su muerte y luego continuó en nombre de la familia King. La familia King no cree que Ray tuviera algo que ver con el homicidio de Martin Luther King.

Ray falleció en prisión el 23 de abril de 1998 a la edad de 70 años debido a complicaciones relacionadas con un riñón, y contrajo hepatitis C probablemente como resultado de una transfusión de sangre realizada después de que lo apuñalaran en Brushy Mountain State Penitentiary. También se confirmó en la autopsia que falleció debido a un fallo en el hígado.

Algunos han especulado que Ray fue utilizado como un “señuelo” (patsy), similar a lo que se ha dicho sobre el asesino de John F. Kennedy, Lee Harvey Oswald. Algunos de los argumentos que pretenden sostener tales acusaciones son: La confesión de Ray fue dada bajo presión, y lo habían amenazado con la pena de muerte; Ray era un ladrón y asaltante y no tenía registros policiales relacionados con crímenes violentos con armas; muchos sospechan en una conspiración en el asesinato ya que ninguna de las dos pruebas separadas de balística realizadas en la Remington Gamemaster concluyeron de forma determinante que Ray fuera el asesino o siquiera que esa fuera el arma homicida.

Los testigos que se encontraban alrededor de King al momento de su muerte dicen que el disparo provenía desde otro lugar, detrás de una gruesa “shrubbery” cerca del “rooming house”, y no desde la “rooming house shrubbery”, que fue cortada de una forma inexplicable en los días que siguieron al asesinato.

En los dos meses entre el asesinato de Martin Luther King y su captura, Ray viajó por diferentes países entre Canadá, Portugal, Sudáfrica.

Luther King una vez dijo: “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”.

También son palabras suyas, la célebre frase: “La oscuridad no puede sacarnos de la oscuridad. Sólo la luz puede hacerlo. El odio no puede sacarnos del odio. Sólo el amor puede hacerlo”. INS

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