P. Dominicana-Preocupa a la prensa y otros sectores la falta de autoridad en el país para frenar a los haitianos ilegales que violentan normas, leyes y costumbres (crónica)

Por Manuel Vólquez

Santo Domingo, 1 0ct (INS).- La participación de algunos inmigrantes haitianos en incidentes con  militares y ciudadanos dominicanos establecidos en la línea fronteriza con Haití, ha generado inquietud en diferentes sectores nacionales, sobre todo las redes sociales y medios de comunicación, que llamaron la atención del gobierno a los fines de salvaguardar la seguridad en esa jurisdicción territorial.

La frontera entre Haití y la República Dominicana tiene casi 400 kilómetros de longitud. Es el límite que separa a estos dos Estados y divide a la isla de La Española. 

Los registros periodísticos presentan numerosas confrontaciones provocadas por grupos de esos extranjeros al agredir a pedradas y botellazos a los soldados criollos que patrullan las provincias fronterizas, como Pedernales, Independencia, Elías Piña y Dajabón, ubicadas en la región suroeste y noreste, respectivamente, aparte de los cientos de casos de infracciones a la ley y de los que se fugan o retornan a sus país, haciendo difícil su localización.

Los enfrentamientos ocurren con frecuencia desde hace años, algunas veces con personas muertas o heridas, siendo el más reciente hecho el despojo de un fusil a un soldado dominicano y la muerte de un menor, ayer, en el municipio Vallejuelo, de San Juan de la Maguana (suroeste), de parte de tres haitianos  que luego fueron capturados durante un operativo montado por unidades del Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre, (CESFRONT).

Cuando se produjo el ataque al uniformado, los autores escaparon, apresuradamente, en una motocicleta y justo en el intento para abandonar el área, atropellaron al menor, causándole la muerte.

Se recuerda que el 15 de marzo del pasado año, un fuerte enfrentamiento a tiros y pedradas se produjo en la comunidad El Carrizal, en la fronteriza provincia Elías Piña (suroeste), entre militares y ciudadanos haitianos que pretendieron evitar el levantamiento en el lugar de una verja perimetral. 

En el 2014, traficantes de indocumentados atacaron a tiros a miembros del Cesfront cuando los soldados los sorprendieron transportando haitianos a través de los montes de la zona con destino a Santiago, Mao, Puerto Plata y otras localidades.

Los delitos cometidos en el territorio dominicano por estos ciudadanos han crecido de manera alarmante, como lo demuestra el alto número de presos indocumentados en las cárceles del país.

Según datos oficiales, más de 2,000 haitianos se encuentran detenidos en los recintos carcelarios del país, imputados de multiplicidad de violaciones a leyes, principalmente homicidios, violación y asaltos con armas de fuego, cuchillos y machetes.

Miles de esos indocumentados están dispersos de manera estratégica, incluso con esposas e hijos, en todo el territorio nacional al ingresar tras burlar los puestos de vigilancia de la frontera. Según las denuncias, la entrada muchas veces ocurre en componendas con organizaciones que trafican con extranjeros ilegales y militares dominicanos establecidos en los puestos de chequeos en las carreteras. 

Inquietud de los medios

Sobre el tema escribió este jueves el impreso Listín Diario, el más antiguo del país, al considerar que muchos de esos visitantes “se han extralimitado en esas acciones”.

En otros editoriales, el reconocido medio de comunicación ha comentado sobre el incesante flujo de migrantes de la vecina nación sin documentos, indicando que esto “podría poner en entredicho cualquier intento por establecer la cifra ya establecida en espacios rurales y las grandes ciudades”. 

Sostiene que fuera de los puestos militares o de Migración, “el trasiego mayor de indocumentados y contrabandos se produce a lo largo de una franja evidentemente no controlada ni sellada del todo por la autoridad dominicana”.

Afirma que no obstante estar al margen de la ley al entrar al país sin los permisos oficiales, “muchos haitianos se han pasado de la raya perpetrando asesinatos, atracos, robos y otros desmanes en el país” y observa que “se suceden, con pasmosa frecuencia, episodios en los que los haitianos aparecen involucrados en desarme de guardias y policías, en robo de ganado vacuno, en feminicidios e infanticidios y otros delitos, sin mayores consecuencias”.

“¡Ay de aquellos que se atrevan a denunciarlos! Porque de inmediato surge un coro de voces de supuestos defensores de los derechos humanos (pero de aquellos, no de los dominicanos), que los asocian a sesgos racistas o discriminatorios, cuando en realidad se trata de puros delincuentes”, dice la publicación.

Precisa que la tolerancia ante sus desmanes, que considera como el producto de “un chantaje sistemático ante el cual se rinden o escurren el bulto los gobiernos dominicanos, es lo que da lugar a que esos ilegales se sientan con libertad para burlarse de nuestras leyes o atropellar y matar dominicanos”.

El rotativo agrega que “la autoridad, blanda y tarda para actuar, no ha pasado con buenas notas la prueba de sus responsabilidades como custodios de la frontera, como vigilantes de las leyes migratorias y como dolientes de los valores nacionales, al tolerar estos desmanes”.

Señala que fruto de esta indiferencia, “el país se ha llenado de ilegales intocables que se aprovechan de esta falta de autoridad y de voluntad para violentar normas, leyes y costumbres, bajo las indulgentes pero irresponsables miradas de quienes promueven pactos o tratativas inter gubernamentales para acreditarlos como refugiados, merecedores de toda misericordia y ayuda de los dominicanos que usurpan su indivisible territorio”.

Origen de la inmigración 

Los haitianos han tenido presencia aquí desde hace el siglo XIX. Entre los integrantes de su comunidad hay algunos músicos, deportistas y estudiantes de posgrado de las distintas ramas profesionales. 

La estadía de esas personas ha existido de manera focalizada en la zona fronteriza y urbana tras concluir la guerra de independencia en 1856. Sin embargo, la llegada en el resto del país comenzó después de la ocupación estadounidense de Haití y de la República Dominicana hacia 1916,cuando consorcios azucareros de capital estadounidense importaron miles de braceros haitianos anualmente para abaratar costos.

La Segunda Encuesta Nacional de Inmigrantes realizada en el 2019, arrojó que había 570.933 inmigrantes residiendo en terrenos locales De esa cantidad, 497,825 nacieron en Haití (87.2%), los restantes 73,100 ciudadanos proceden de otros países.

Además, hay 253,325 mil haitianos nacidos en la nación quisqueyana cuyos padres mayormente son de origen haitianos. INS

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