P. Rico-El país parece no tener salida política a su situación colonial (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 6 sep (INS).- De ordinario Puerto Rico es visto desde el exterior como una nación que da vueltas en el carrusel de la partidocracia tradicional y que ha sido por ello condenada a no salir de la nada en una suerte de limbo de un Estado-Nación sin identidad propia con soberanía política y económica.

El país de las dos banderas en el Caribe lleva más de 100 años sin encontrarse a sí misma como nación, carente de un Estado con identidad política propia. Bajo la subyugación colonial de Estados Unidos, Puerto Rico se mantiene atado a un limbo político en el ámbito internacional sin que logre al fin una definición jurídica de identidad nacional.

En momentos cuando anexionistas en Puerto Rico proponen una consulta plebiscitaria en las elecciones de noviembre de estadidad sí o no, Washington levanta una muralla, similar a la que divide la frontera con México, contra la posibilidad de incorporar al territorio estadounidense del Caribe como un estado federado de la Unión que conforma la nación estadounidense.

Se revela desde la Casa Blanca la carga contributiva federal que conlleva la estadidad para Puerto Rico y se deja saber, de igual forma y desde el Senado controlado por los republicanos, la cerrazón política de rechazo senatorial a esta posibilidad para que conste al pueblo puertorriqueño antes de la consulta plebiscitaria de noviembre no vinculante con las instancias de poder en Washington.

En Puerto Rico, a esta particularidad situacional se le denomina “el gringo habló”. Y parece que ha hablado bien claro y fuerte, aunque en Puerto Rico haya sectores políticos y mediáticos que pretenden desmerecer su trascendencia e implicaciones, como algo circunstancialmente coyuntural del momento de predominio en las instancias de poder de una facción republicana en Estados Unidos.

La realidad es que la idea de la estadidad para Puerto Rico no ha pasado de ser algo retórico e insignificantemente colateral en la política partidista estadounidense, que no trasciende fuera de los compromisos de candidatos electorales en busca de aportaciones financieras a sus campañas eleccionarias dentro de uno u otro partido político y del voto puertorriqueño en Estados Unidos.  Un capote rojo, en el juego taurino de la política.

Resalta en este asunto de intentos resolutivos del problema colonial de Puerto Rico las limitaciones constitucionales de opciones políticas para las posesiones coloniales estadounidenses de ultramar. Es difícil encontrar una opción política fuera de la estadidad que encaje dentro de la instancia federativa constitucional estadounidense.

Las posesiones coloniales estadounidenses de ultramar están enmarcadas políticamente dentro de limitantes posibilidades de opción, como ha sido el caso de las antiguas colonias de Gran Bretaña y Francia en el Caribe.

Así quedan como opciones políticas en Estados Unidos para Puerto Rico, la estadidad (convertida en una quimera inalcanzable y al que se le cierra el paso en Washington) y la independencia, rechazada por la mayoría del propio pueblo puertorriqueño y que las instancias de poder estadounidenses se resisten a considerar seriamente como una salida política negociada al problema colonial isleño.

Queda atrapada en ese limbo político la propuesta de una “convención de estatus” presentada a finales de agosto pasado por las congresistas Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio-Cortez. Estaría por verse la contestación desde Washington a las diferentes opciones de estatus a la actual relación política de Puerto Rico con Estados Unidos. INS

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