P. Rico-Erradicar el brote epidémico de la politiquería en momentos cuando se habla de epidemias y pandemias (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 11 ago (INS).- En momentos cuando se habla de epidemias y pandemias, sería salutífero erradicar de una vez y por todas el brote epidémico de la politiquería en Puerto Rico.

Fue la politiquería de imponer a toda prisa una llamada reforma electoral la causante del efecto de borrar de la memoria histórica en la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) el conocimiento y las destrezas en el manejo del proceso electoral mediante el despido de funcionarios con la experiencia en tales asuntos.

La conversión en ley del denominado nuevo Código Electoral, cuyo propósito era que el Partido Nuevo Progresista (PNP), con un presidente de la institución que administra los comicios en el país, terminara dominando absolutamente la CEE cónsona con los intereses anexionista de la colectividad política, fue la causa indiscutible de la debacle en las primarias del pasado domingo.

Sin conocimiento y experiencia electoral, el juez Juan Ernesto Dávila Rivera, designado presidente de la CEE bajo la administración de Ricardo Rosselló Nevares, efectuó un pésimo manejo del proceso comicial de las primarias que llevó a las urnas al electorado de los dos partidos principales del país, PNP y PPD, al caos y al desastre.

La pretensión de dominio absoluto del PNP, orquestada por el presidente senatorial Thomas Rivera Schatz y avalada y convertida en ley por la gobernadora Wanda Vázquez Garced, regresó a la propia colectividad política propulsora de la idea y al país entero como un bumerán destructor que derribó todo precepto y garantía de expresión democrática validera en las urnas.

Es por esto que la gobernadora Vázquez Garced no puede zafarse de responsabilidad compartida por el caos de las primarias del pasado domingo, como tampoco puede hacerlo Rivera Schatz.

El caos y la debacle electoral del presente en la CEE no es una situación fortuita casual. Es producto y consecuencia de una legislación venenosa dirigida a controlar la CEE al antojo y capricho del PNP, que se advirtió llevaría al desastre de la institucionalidad eleccionaria.

Queda ahora, entonces, retractarse y enmendar los errores, impulsando nueva legislación dirigida a reformar verdaderamente la CEE y el proceso de comicios en el país.

Y al Tribunal Supremo, por su parte, intentar subsanar judicialmente el daño irreparable, ya ocasionado, al ejercicio del derecho constitucional al voto como expresión de la voluntad del pueblo. INS

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