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Por Rafael Santiago Medina
San Juan, 23 jun (INS).- No cabe duda de que el 2020 ha sido un año inusual. Un año de sorprendentes fenómenos naturales extraordinarios.
Terremotos, pandemia de Covid-19 con su concomitante recesión económica mundial de proporciones extraordinarias en muchas décadas, y una capa nubosa de polvos de África, principalmente del desierto del Sahara. tan densa, como nunca antes se había visto en los últimos dos siglos.
Aunque la nube del polvo y partículas de África y del desierto del Sahara que recorre el Atlántico, arropa al Caribe y llega a Norteamérica es recurrente todos los años para esta época, nunca antes, en la historia reciente, se había visto de tanta densidad y extensión.
Tras esos terremotos sentidos por los puertorriqueños que ha dejado sin viviendas a un gran número de puertorriqueños y ha ocasionado daños a la infraestructura del área suroeste de Puerto Rico, la pandemia del Covid-19 que obligó al confinamiento domiciliario, al cierre de emergencia de las actividades comerciales, al distanciamiento físico, a la detención de eventos que impliquen el aglutinamiento de personas y al uso de mascarillas profilácticas para salir a la calle.
En medio de todos estos acontecimientos, acaece este martes un fuerte terremoto de 7.4 grados en la escala de Ritcher en el centro y sur de México, cuyo epicentro se sitúa por los sismógrafos en Oaxaca, algo que inevitablemente hace rememorar a los puertorriqueños los fuertes terremotos al suroeste de Puerto Rico a comienzos de este año, cuya actividad sísmica se ha aplacado pero no cesa del todo.
La reapertura paulatina tras la pandemia de las actividades en sociedad impone, inevitablemente, una nueva normalidad, no únicamente en Puerto Rico, sino en el mundo entero. Y es que el mundo parece haber cambiado a partir del 2020.
Todavía a mitad de año, es difícil precisar qué más nos depara el 2020. Esperemos que no más desastres naturales y eventos extraordinarios en que la naturaleza parece mostrar su coraje con el ser humano por el maltrato dado al ecosistema del planeta, nuestro único hábitat permanente hasta ahora en el universo. INS
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