P. Rico-El sí a la estadidad en el plebiscito de noviembre está sustentado, según analistas, en una concepción “confusa y distorsionada” de nación y patria (análisis)

La gobernadora firma proyecto que viabiliza el plebiscito de noviembre./Inter News Service

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 19 may (INS).- Dijo una vez don Luis A. Ferré: “Nación es un concepto de identificación política, social y humana. Patria es una adhesión del corazón al lugar donde se nace. Nuestra Nación, Estados Unidos. Nuestra Patria, Puerto Rico”.

Sociólogos y politólogos consideran que tal elucubración no es más que un intento de justificar el asimilismo en Puerto Rico. Resulta en una disgregación entre patria y nación que en la realidad no existe en ninguna parte del mundo. No es lo común y normalmente aceptado.

El no en la consulta plebiscitaria de “estadidad Sí o No” pautada para los próximos comicios generales es vista por muchos de manera similar a una bola de nieve que crece en tamaño según va deslizándose por una pendiente.

Analistas ven el no en un plebiscito que requiere dos contestaciones tan categóricas de sí o no como un aglutinante que pudiera coagular todas las tendencias de sentimiento identitario, no necesariamente patriótico, de los puertorriqueños que temen que el puertorriqueñismo pueda disolverse en una nueva realidad de asimilación total a otra nación con una cultura e idioma diferentes.

Si bien se entiende que el sí por la estadidad aglutina, a su vez, al asimilismo bajo un nuevo estandarte de anexión que “aparrucha” los conceptos de nación y patria para hacer nuevas definiciones de estos, habría que ver cuán convincente es eso en el electorado puertorriqueño, puesto que ahora, distinto al plebiscito de estatus político para Puerto Rico donde surgió la opción del encasillado ninguna de las anteriores opciones, esta consulta propuesto para noviembre próximo se caracteriza por el requerimiento de una contestación tajante.

La alternativa de estadidad, según analistas, extralimita el concepto de asociación política y económica con Estados Unidos, para lo cual debiera encontrarse, si se quiere, una fórmula política no territorial y colonial, con apertura a opciones de potenciales desarrollos económicos propios de Puerto Rico, y el no es una alternativa que deja abierta esa posibilidad.

El “melting pot” implícito en el anexionismo es fácticamente la pérdida de la identidad propia para disolverse en un magma cultural abigarrado de una nación de inmigrantes decididos a formar una nueva nación con unas características particulares de muchas culturas en una: “E pluribus unum”.

De modo que decir que nuestra nación es Estados Unidos y la patria es Puerto Rico carece de sentido lógico, según entienden sociólogos, estudiosos del derecho internacional, de la historia y la cultura puertorriqueña, más allá de meros sentimientos patrióticos.

El no en la consulta plebiscitaria proyectada para noviembre pudiera constituir la imantación no únicamente del patriotismo histórico de Puerto Rico, según visualizan analistas políticos, sino de las diversas tendencias del puertorriqueñismo.

Una fuerza que sirva muy bien de aglutinante del sentimiento contra el anexionismo disolutivo de la identidad nacional puertorriqueña mediante la alternativa política de la estadidad.

Los llamados “derechos plenos de igualdad política” para la dependencia de fondos federales es vista por no pocos economistas como un enfoque político que obstaculiza, poniéndole gríngolas a una visión panorámica en la búsqueda de alternativas a un paradigma de desarrollo económico sostenible sin limitaciones ideológicas de ataduras asimilistas, tan necesaria en estos momentos para Puerto Rico.  INS

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