R. Dominicana-Coronavirus/Sacerdotes católicos dicen que la pandemia pone al desnudo las carencias del servicio de salud y ha destapado con crudeza el viejo sistema de desigualdad que rige en el mundo

Santo Domingo, 11 abr (INS). –En el Sermón de las Siete Palabras de este Viernes Santo, la Iglesia católica dominicana considera que el coronavirus “le quitó la sábana al enfermo”, poniendo al desnudo las carencias con las que vive la población y el servicio de salud nacional.

Durante la segunda palabra del acto religioso, el sacerdote Abraham Apolinar  dijo que esa situación está permitiendo ver la crítica panorámica de los hospitales.

“El hacinamiento, la falta de agua y servicios sanitarios. Carecemos de un servicio de salud primario. Eso no lo trajo el virus, ya estaba aquí”, enfatizó.

Criticó el porcentaje de recursos económicos que se le asigna a la salud y sobre este particular declaró que  “dedicamos una parte ridícula del Presupuesto Nacional al sistema de Salud”.

“Queda claro que no basta cumplir la ley para enfrentar el coronavirus. Legalmente se podrá argumentar que es un derecho cobrar deudas y cumplir los contratos, pero en una situación como la estamos viviendo la moral invita a mirar más allá, a mirar lo que es justo. Es el momento de pensar en los más necesitados”, expresó Abraham Apolinar.

Mientras, el reverendo Francisco José Hernanado, quien tuvo a su cargo la primera lectura, dijo que “la situación que vivimos es un auténtico vía crucis para nuestra sociedad y que en este vía crucis hemos sido humillados y cargados con una pesada cruz”.

“Ha caído nuestro orgullo occidental de ser omnipotentes protagonistas del mundo moderno, señores de la ciencia y del progreso. En plena cuarentena doméstica y sin poder salir a la calle, comenzamos a valorar la realidad de la vida familiar”, leyó en la Catedral Primada de América.

Manifestó que “nos sentimos más interdependientes”, sin embargo, “todos dependemos de todos”, y que “todos somos vulnerables, nos necesitamos unos de otros, aunque estemos interconectados globalmente para el bien y el mal”

“La pandemia que sufrimos ha destapado con crudeza el viejo sistema de desigualdad que rige nuestro mundo. Un sistema que ha terminado fallando. Aunque esta misma situación nos da la oportunidad de reorganizarnos de cara al futuro y ver qué priorizar, dónde tenemos que enfocar la atención, cómo arreglar nuestras vulnerabilidades”, se manifestó durante la lectura de la primera palabra.

En ese contexto, monseñor Francisco Ozoria Acosta, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, concluyó con el Sermón de las 7 Palabras: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, en la que habló sobre los problemas que padece la República Dominicana.

“Siempre me ha llamado la atención esta séptima palabra de Jesús en la cruz. Me llama la atención porque humanamente no se entiende que un ser humano que está agonizando, en el último minuto de su vida, pueda gritar (como dice el texto de Lucas) “con voz fuerte”: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, expresó.

Manifestó que la realidad que se vive “es una experiencia de prueba y de dificultades en la cual tenemos que confirmar nuestra fe y nuestra confianza en Dios”.

Acosta cerró su intervención con una reflexión de las palabras del Papa Francisco en la bendición “Urbe et Orbis” (es una bendición papal dirigida a la ciudad de Roma y al mundo), donde Jesús alentaba sus discípulos en aquella tormenta en el lago.

“Entreguémosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere”, concluyó.

Este Viernes Santo, la actividad religiosa se hizo sin la tradicional asistencia de los feligreses. Los templos están cerrados al público y vigilados debido a la cuarentena provocada por el Covid-19.

Esta vez, los sacerdotes utilizaron los espacios de la radio y la televisión para enviar mensajes a la población, Es una forma de evitar contagios.

Las autoridades del Ministerio de Salud Pública, en coordinación con los militares y los policías clausuraron todos los balnearios del país para impedir aglomeraciones.

La pandemia ha matado en el país a 126 personas con 2,620 infectados y 98 recuperados, según el reporte rendido este viernes por ese ministerio. INS

mv