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Por Rafael Santiago Medina
San Juan, 16 mar (INS).- Las redes sociales y expresiones en la prensa denotan la tendencia a que el signo económico esté primando sobre el factor estrictamente salubrista en la evaluación de la gente a la contingencia preventiva extrema adoptaba por la gobernadora Wanda Vázquez Garced para atajar a tiempo el avance del contagio por el coronavirus en Puerto Rico.
El efecto en la economía que la decisión de decretar un toque de queda, el cierre parcial del comercio y la cuarentena preventiva de las familias en sus hogares está convirtiéndose en el principal argumento de las críticas a que tales medidas se adoptaran en lo que algunos consideran precipitadas, por considerarlas muy tempranas.
Por su parte, los favorecedores de la determinación de la gobernadora Vázquez Garced argumentan que precaver y no tener que remediar ha sido un buen indicio de los reajustes salubristas contra el Covid-19 hechos por la presente administración de gobierno para corregir sus errores iniciales cuando comenzó a enfrentar el problema del contagio.
Lo que se arguye por los defensores de las medidas extremas decretadas es que se visualiza ahora un gobierno con la determinación y firmeza de la que careció antes y que resulta necesariamente imprescindible bajo las actuales circunstancias del brote incontrolado de la pandemia viral que enfrenta el mundo entero. No dejan de estar siempre presentes los ejemplos de China, Corea del Sur, Italia y España, países que por no atajar con firmeza y determinación a tiempo el problema de la propagación del Covid-19, terminaron en una crisis salubrista en cada uno de ellos con un alto saldo de muertes entre su población más vulnerable al virus.
Parece ir quedando consensuado que el signo económico se atenderá en su momento como un daño colateral, pero la prioridad ahora es estrictamente salubrista, porque es la vida de mucha gente lo que está en juego. INS
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