EEUU-Lesiones y muertes por accidentes de tránsito prevenibles frenan el desarrollo de los países

Washington, 26 mar (INS).- Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cada año 1.25 millones de personas mueren en calles y carreteras de todo el mundo, y entre 20 millones y 50 millones resultan gravemente heridas.

En un reportaje de Patricio V. Márquez para el grupo Banco Mundial, se afirma que
aun así los costos intangibles que impactan negativamente en las sociedades y las economías en general no se reflejan en las estadísticas nacionales.

“Está demostrado que resulta difícil obtener datos y pruebas acerca del costo económico y social de los accidentes de tránsito para contribuir a la formulación de políticas sobre seguridad vial, especialmente en los países en desarrollo”, se indicó.

Según estadísticas de la Comisión para la Seguridad en el Tránsito (CST), en Puerto Rico han muerto 54 personas, al 25 de este mes de marzo. Esto es, dos más que el año pasado para la misma fecha. Lo extraño de las estadísticas es que han muerto casi el doble de peatones que de conductores de vehículos. En Puerto Rico uno de los grandes problemas ha sido el conductor ebrio, que solían ser la mayor parte de los fallecidos.

En estos días otro problema es el texteo mientras se conduce. Si bien estos no necesariamente se matan en el vehículo, sí provocan choques en que lesionan a otras personas, peatones, por ejemplo.

Igualmente, muchos de estos peatones pueden ser personas sin techo, drogados o alcoholizados, que caminan en medio de las vías.

Al momento hay 24 peatones fallecidos (+3 respecto al año pasado), 13 conductores (-6), 12 pasajeros (+7), 5 motoristas (+2), 2 ciclistas (-1), no hay jinetes muertos.

El año pasado murieron 271 personas. Hay 3.3 millones de autos registrados.

En el informe del Grupo Banco Mundial “La elevada cifra de lesionados por accidentes de tránsito: Una realidad inaceptable y prevenible”, preparado con el apoyo de Bloomberg Philanthropies, se intenta llenar ese vacío.

A partir de estudios anteriores en los que se estimó la carga económica de las enfermedades y las muertes prematuras, y utilizando datos de 135 países recogidos entre 1990 y 2014, se evalúan tanto los posibles beneficios en términos de crecimiento económico como los beneficios acumulados en relación con el bienestar social de la reducción a largo plazo de las lesiones y muertes por accidentes de tránsito en países de ingreso bajo e ingreso mediano, haciendo hincapié en un grupo inicial de cinco naciones: China, Filipinas, India, Tailandia y Tanzanía.

La nota destaca una noticia trágica que dio pie para la investigación: “choque de vehículos deja trágico saldo de muertos en una carretera de montaña”. El accidente, ocurrido en Perú, causó 51 muertes como resultado de la caída de uno de los vehículos -un autobús- al precipicio. Muchas de las personas que fallecieron regresaban a Lima después de celebrar el feriado de Año Nuevo con familiares que vivían en las afueras de la ciudad.

“La triste realidad es que estos eventos trágicos son habituales en distintas partes del mundo”, se descubrió.

Los resultados del estudio, así como las repercusiones en las perspectivas de desarrollo de los países, son difíciles de ignorar. Además de evitar la pérdida de vidas humanas, y el consiguiente dolor y sufrimiento que recae sobre las familias y las comunidades, se pueden obtener considerables beneficios económicos a largo plazo a partir de la adopción de políticas e intervenciones simples, sostenibles, eficaces y poco costosas en materia de seguridad vial.

El impacto estimado varía de un 7% a un 22% de aumento en el producto interno bruto (PIB) per cápita a lo largo de 24 años, lo que podría lograrse mediante una reducción sustancial de las lesiones y muertes causadas por accidentes de tránsito, en consonancia con la meta establecida en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de las Naciones Unidas.

Estos resultados constituyen un claro mensaje para los gobiernos: hay una importante pérdida económica asociada a cada año de inacción porque los países de ingreso bajo e ingreso mediano no adoptan políticas e intervenciones efectivas para reducir considerablemente las lesiones y muertes por accidentes de tránsito.

Sin embargo, el efecto en el aumento del ingreso nacional es solo una parte de la historia. Dado que en las estimaciones de los efectos en el crecimiento del ingreso no se refleja el valor intangible que la sociedad le atribuye a la salud, en el estudio también se calculan los enormes beneficios en términos de bienestar asociados al valor que significaría para las personas la reducción del riesgo de lesiones y muertes causadas por accidentes de tránsito.

A través de mediciones del valor estadístico de la vida -el valor monetario asignado, con fines estadísticos, a una vida salvada gracias a una medida normativa-, en el estudio se estimaron beneficios adicionales en cuanto a bienestar equivalentes a entre el 6% y el 32% del PIB nacional, que pueden materializarse a partir de la disminución en un 50% de las lesiones y muertes por accidentes de tránsito durante un período de 24 años.

Como muestra el informe, una buena parte del potencial humano se está perdiendo innecesariamente a causa de los accidentes de tránsito. Más allá del enorme sufrimiento que generan las lesiones y muertes, como se aprecia en las historias devastadoras de personas con vidas arruinadas o truncadas debido a lesiones, muertes prematuras y discapacidades prolongadas, el costo económico es inaceptablemente elevado.

Más importante aún, las experiencias de países de todo el mundo han demostrado que si se insta a la acción a gobiernos y otros actores sociales, y se adoptan políticas e intervenciones eficaces, sostenibles y basadas en pruebas, se puede reducir en gran medida la pérdida de vidas y sus efectos en la sociedad.

De cara al futuro, las repercusiones de la acción son claras. Debemos tener en cuenta que la prevención de lesiones y muertes prematuras por accidentes de tránsito, en el marco de intervenciones en el sector de transporte y como parte de los esfuerzos por avanzar más rápidamente hacia la cobertura sanitaria universal, dará sus frutos en términos de años de vida saludables, libres de lesiones y discapacidades.

Esto, a su vez, contribuirá a generar capital de salud (el valor de la salud de una persona durante su vida) y, por lo tanto, capital humano (el conjunto de conocimientos, aptitudes y experiencias que tienen las personas), elementos que cada vez más se consideran la principal fuente de riqueza total y de posibilidades de éxito a largo plazo de un país.

El presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, destacó en un foro mundial sobre cobertura sanitaria universal celebrado en Tokio, que las investigaciones del Grupo Banco Mundial demuestran claramente que la diferencia es enorme entre el cuartil más alto -el 25 % de países que más han mejorado en términos de capital humano- y el cuartil más bajo -los países que menos han mejorado en esta esfera-. A lo largo de 25 años, entre 1991 y 2016, la diferencia en el crecimiento económico ha sido de 1.25 % del PIB por año.

Se indicó en el artículo que se debe renovar el compromiso en todos los sectores para ayudar a abordar una de las amenazas más serias del comienzo del siglo XXI para la salud pública a nivel mundial.

Al hacerlo se debe ser claro de que no se trata solo de un objetivo de salud pública, sino de un objetivo social amplio más importante que afecta a todos, ya que la reducción de las lesiones y muertes prevenibles debido a accidentes de tránsito es un requisito clave para crear sociedades sanas y resilientes, economías dinámicas e innovadoras, y mejores condiciones de vida. INS

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