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Por Rafael Santiago Medina
San Juan, 30 oct (INS).- Hay búsquedas de erotismo y placer sexual que podrían considerarse como extrañas, funambulescas y aberrantes, en que los expertos en la conducta humana y los sexólogos advierten de sus peligros de insalubridad. Una de estas prácticas es la formicofilia.
Formicofilia es una palabra formada etimológicamente por formico, cuya raíz se relaciona con hormiga, y filia, sufijo de origen griego que significa afición, amor o simpatía por algo. Por lo tanto, formicofilia significa amor por las hormigas.
La formicofilia consiste en obtener placer sintiendo hormigas recorriendo y picoteando las zonas erógenas del cuerpo, en especial los genitales, perineo y pezones.
Sin embargo, esta práctica no se limita a las hormigas. También se suelen utilizar abejas, caracoles, babosas, gusanos, escarabajos, aunque lo más común es el uso de hormigas. Las picaduras o cualquier acto que realicen estos insectos les resultan extremadamente excitantes a estas personas que practican esta aberración de erotismo.
A diferencia de la zoofilia, que es mantener relaciones con un animal, más comúnmente equinos o canes, en la formicofilia el insecto es utilizado para buscar que estos los estimulen para luego realizar el acto sexual con su pareja.
Es habitual que el formicofílico tenga fantasías sexuales con insectos cubriendo todo su cuerpo y metiéndose en sus genitales. Algunos prefieren estar vestidos y dejan al descubierto sus pies u otras partes del cuerpo para darles más acceso a los insectos y sentir cómo van entrando por dentro de su vestimenta para invadir ciertas partes.
Estas personas encuentran extremadamente excitante sentir a estos animales caminar, introducirse, picar o morder su piel, incluso si esto significa que sufrirán heridas. Comúnmente la formicofilia se relaciona con la zoofilia, pero hay diferencias obvias, ya que en la zoofilia hay contacto sexual directo de la persona con algún animal, mientras que la formicofilia se utiliza como una suerte de afrodisiaco.
Usualmente los formicofílicos suelen mostrar gran interés en los insectos y animales pequeños y generalmente suelen tener fantasías sexuales con animales cubriéndoles el cuerpo e introduciéndose por las diferentes cavidades de su cuerpo.
Una forma de pornografía japonesa que exalta el placer sexual obtenido a través de la formicofilia es el “Genki Genki”, en el que comúnmente se pueden observar imágenes de mujeres en escenas sexuales buscando la excitación con insectos y animales pequeños; en este género también se pueden incluir escenas de bestialismo o zoofilia.
Se piensa que esta parafilia se inicia durante la niñez y es más común en habitantes de países en vías de desarrollo, debido a que los insectos tienen la posibilidad de acceder a las casas con mayor facilidad y, por lo tanto, las personas pueden tener contacto con ellos más fácilmente.
La confesión de un varón en The Stranger, revela que su compañera sexual quería introducir insectos en sus relaciones. No se conformaba con tener al lado unas hormigas que le andaran por encima, sino que quería que le introdujera lombrices o gusanos en la vagina.
Otro testimonio es el de un hombre llamado Marvin. Cada vez que Marvin, ahora de 27 años, veía de adolescente vídeos de abejas en National Geographic, sentía una excitación sexual peculiar. Sentía un hormigueo que recorría su espalda y, muchas veces, si no es que siempre, resultaba en una experiencia similar a un orgasmo.
A medida que esa extraña sensación evolucionaba, Marvin decidió buscar “fantasía con abejas” o “fetiche de insectos” en Internet para ver si encontraba a otros que tuvieran experiencias similares. Durante siete años, no encontró nada. En 2019 halló en un sitio digital de Reddit a decenas de personas que describían un impulso incontrolable de excitación por abejas.
Los expertos que estudian la conducta humana y los sexólogos advierten que esta parafilia no es ni higiénica ni recomendable, y podría provocar una multitud de infecciones. Se diferencia de otros fetiches sexuales que son inofensivos. INS
rsm/. INS
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