P. Rico-Los embates de la Pachamama y las lecciones aprendidas del infortunio (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 16 ago (INS).- La Pachamama es una divinidad de la cultura inca muy antigua que representa a la Madre Tierra y a la naturaleza. La palabra pacha es una expresión de las lenguas indígenas que define la tierra, el mundo, el tiempo y el universo. De ahí la palabra Pachamama o Madre Tierra definitoria de la divinidad inca.

Puerto Rico ha sufrido durante este último lustro de infortunios casi ya por cumplirse el próximo año los embates que ha desatado -contra nosotros en particular y a través de toda la extensión planetaria- la Pachamama.

Tales avatares de la naturaleza se manifestaron mediante el huracán María, un fuerte terremoto, una actividad sísmica prolongada en el área suroeste del país y la entrada al territorio puertorriqueño del pandémico Covid-19.

Estamos en el pico de una temporada ciclónica para el Atlántico y el Caribe que se estima será muy activa, como ya estamos viendo. El pueblo de Puerto Rico atravesará esta temporada ciclónica como un buen funámbulo que busca caminar equilibrándose sobre una cuerda tensada en medio de un abismo.

El único antídoto contra los designios del destino es la capacidad de resiliencia y el estoicismo. Resulta importante, a su vez, aprender y fortalecer nuestro espíritu de los avatares que depara la fortuna, cuan desfavorable pueda ser.

Hay una equivalencia bien estrecha entre resiliencia y aprendizaje de los acontecimientos. Podemos aprender de lo bueno, pero las lecciones de lo malo quedan como una impronta en el carácter del ser humano.

Es un signo de la sabiduría aprender de lo malo y trocarlo en bienandanza, por ser parte de una experiencia más aprendida que nos obliga a evolucionar vivencialmente y crecer como seres humanos.

Puerto Rico ha acendrado su carácter nacional como pueblo con los infortunios de este lustro que estamos viviendo en el país. El pueblo puertorriqueño ha depositado la esperanza en que cuando este lustro de infortunios concluya el próximo año, no haya nada más que lamentar.

Nada podemos hacer contra la fuerza del destino. El tiempo continúa su marcha y los seres humanos avanzamos con su impulso por la senda trazada, con momentos buenos y malos. Pero en la sabiduría de la resiliencia aprendida de sucesos pasados está la fuerza para enfrentar y resistir los momentos malos que nos depara el destino.

Todos aquellos malos momentos que el pueblo de Puerto Rico ha atravesado en estos últimos años podrán ser recompensados con el esfuerzo y la voluntad acendrada y rica en sabiduría que el infortunio ha brindado como lección de vida.

Precisamente será esa parte esencial de nuestra riqueza como pueblo: las lecciones aprendidas del infortunio. Será con esas lecciones aprendidas que forjaremos nuestro futuro. Un futuro que será promisorio, porque habrá sido forjado por las riquezas de las lecciones aprendidas del pasado. INS

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