P. Rico-Extiende sus tentáculos el “Deep State” o gobierno permanente para mantener una política exterior invariable de Trump a Biden (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 4 jul (INS).- El Estado profundo (en inglés, Deep State), también conocido como el gobierno permanente controlado por el Pentágono y los servicios de inteligencia que controlan sectores estratégicos de la burocracia en el Departamento de Estado, se ha ido fortaleciendo en los últimos seis años en Estados Unidos, observan analistas políticos de pensamiento crítico.

Es por eso -puntualizan desde la academia estos analistas- que la política exterior de Estados Unidos no ha variado desde la presidencia del republicano ultranacionalista Donald Trump hasta lo que lleva recorrido el demócrata Joe Biden. Se ha mantenido la misma línea dura contra Cuba, China, Rusia, Irán, Siria y Venezuela, entre otros países.

Aflora la evidente realidad de que la política doméstica estadounidense puede estar variando en el estilo de gobernanza y concepción ideológica a favor del sistema de bienestar o asistencial a los pobres (aunque en esencia siga siendo intrínsecamente el mismo modelo de capitalismo), pero la política exterior de Estados Unidos sigue siendo la misma, con muy pocos cambios diplomáticos.

No ha mermado el asedio diplomático contra las brigadas médicas de cooperación internacionalista de Cuba, como tampoco Estados Unidos afloja el bloqueo económico contra el país caribeño. Eso es algo que se ha mantenido inalterado a través de las distintas presidencias de Estados Unidos, indistintamente de que sean republicanas o demócratas.

De Trump a Biden, tampoco ha cambiado la marca en el termómetro diplomático de la frigidez en una surte de nueva Guerra Fría contra Rusia, que se manifiesta enteramente en el plano político y militar de la geopolítica, a pesar de haber caído el socialismo soviético.

Ahora también abarca a China, más centrado en una guerra comercial, aunque sin quedar exento el aspecto castrense y sin faltar los ataques en la retórica política y diplomática a su sistema de gobierno, con sesgos geopolíticos por el caso de la Región Administrativa Especial de Hong Kong.

Tampoco ha variado de Trump a Biden en la Casa Blanca la hostilidad geopolítica y económica contra Irán, Siria o Venezuela, en el caso de esta última nación sudamericana, por haber tenido la osadía de desafiar lo que tratadistas políticos definen como “los designios internacionales imperialistas de Estados Unidos con respecto a Latinoamérica”.

Estas redes de grupos de poder encubiertas que se extienden desde el Pentágono y los servicios de inteligencia hasta atrapar y controlar la política exterior del Departamento de Estado estadounidense y la Casa Blanca, actúan de manera coludida, con el fin de seguir una agenda en común y objetivos propios de manera independiente y en paralelo al gobierno legítimo y/o elegido democráticamente. INS

rsm/aa