P. Rico-Fecha para caducidad del motor de combustión impuesto por algunos países europeos y los problemas que enfrentan los vehículos eléctricos

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 2 jul (INS).- Son muchos países que intentan poner una fecha de caducidad al motor de combustión ante el problema de contaminación, el cambio climático y el calentamiento global por los gases de efecto invernadero. El coche eléctrico se anuncia con bombo y platillo como la única solución a todos nuestros problemas.

El problema es que todavía no estamos preparados en ninguna parte del mundo para su implantación. Evidentemente, el coche eléctrico necesita energía para moverse y como consecuencia tenemos que ser capaces de crear toda esa cantidad de energía para abastecer un parque móvil íntegramente eléctrico.

Son aproximadamente mil millones y medio los vehículos que circulan por las carreteras de los distintos países del mundo. Habría que imaginarse en términos de energización eléctrica si en cada país la mitad o más de los vehículos existentes nacionalmente se recargaran de electricidad a la vez en los puntos de recarga o gran parte de los hogares de cada persona si la tecnología actual así lo proveyera.

Según asegura un estudio de Matteo Muratori, del Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) del Departamento de Energía de Estados Unidos, la recarga masiva de un parque eléctrico podría provocar “situaciones puntuales y coyunturales de saturación”.

La capacidad de generar energía eléctrica en cada país varía. Empero, si todos los coches fueran eléctricos se recargaría el sistema de energización eléctrica. El problema con la electricidad es que no puede guardarse ni almacenarse para ser utilizada después y por eso, solo se produce la energía que necesitamos en cada momento.

Sin embargo, tal y como recientemente ha afirmado Bill Gates, la única forma de luchar contra el cambio climático y generar la cantidad suficiente de energía se conseguiría apostando por la energía nuclear, mediante un sistema limpio de fusión nuclear, no de fisión como el existente actualmente, porque la energía solar y eólica se consideran por el momento, por sus limitaciones tecnológicas hasta ahora, como fuentes de energía suplementarias.

Las baterías son otro de los puntos débiles del coche eléctrico, y es que a día de hoy no existe litio suficiente en todo el planeta para fabricar millones y millones de baterías. A esto hay que sumar que su fabricación requiere el doble de energía que un vehículo tradicional y, además, que su extracción es una fuente importante de contaminación y conflictos geopolíticos. El 60% del litio se encuentra en Argentina, Chile y Bolivia, pero las reservas son limitadas, más concretamente de solo 16 millones de toneladas.

Junto con el litio, el cobalto y el níquel son otros elementos de gran importancia para la fabricación de baterías, aunque el principal problema radica en que su precio es muy volátil. Al igual que ocurre con el litio, para extraer este tipo de materiales de la naturaleza se necesita una elevada cantidad de energía y agua, mientras que la extracción de cobalto en la República Democrática del Congo conlleva otros problemas asociados como la explotación de niños en condiciones infrahumanas.

Actualmente, se están llevando a cabo numerosas investigaciones para encontrar una alternativa a las baterías de litio, como son los iones de sodio, el grafeno, el calcio, las baterías bipolares, los iones de fluoruros o las baterías de litio-azufre. Sin embargo, aún no existe una opción real para sustituir a la tecnología actual, lo que da como resultado una producción bastante limitada y un precio elevado, además de todos los problemas que derivan del uso de baterías de litio.

Por otro lado, el otro problema es la creación de puestos de recarga eléctrica para el público que no tenga los recursos económicos para tener un sistema de recarga propio en el hogar. Si de repente se produjera un “boom” del coche eléctrico, no habría puntos de recarga suficientes. Y, además, la mayoría de puntos de recarga utilizan una carga lenta o convencional, asociada a un conector Shuko con una intensidad de corriente de 13 amperios y 230 voltios. Esto quiere decir que estaríamos utilizando la misma intensidad y voltaje que una vivienda normal y, por lo tanto, el tiempo de recarga podría rondar fácilmente entre las seis y ocho horas de media.

Aun cuando este tiempo de recarga se acortara, nunca podría, por ahora o en un futuro próximo, competir con el tiempo que toma reabastecer al vehículo con gasolina o diesel en una gasolinera. INS

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