P. Rico-Obispo de Arecibo reitera su indignación por veto al proyecto de aborto y la prohibición de las “terapias reparativas”

El obispo Fernández Torres junto a un grupo de manifestantes. / Inter News Service

Arecibo, 6 abr (INS).- El obispo de Arecibo, monseñor Daniel Fernández Torres, reiteró su indignación por el veto al Proyecto del Senado 950, que intentó restringir el aborto en las menores de edad en Puerto Rico, y a la orden ejecutiva gubernamental que prohíbe las llamadas “terapias reparativas”.

Las declaraciones del obispo se dieron en medio de una manifestación que se llevó a cabo hoy en las escalinatas del lado norte del Capitolio, realizada por diferentes organizaciones ciudadanas y de base de fe.

En su intervención, el obispo arecibeño declaró que “venimos a defender la vida y a defender el derecho natural de los padres a ser los primeros educadores de sus hijos. Principios no negociables. En esta mañana volvemos a alzar la voz por aquellos cuyos gritos silenciosos no pueden ser escuchados”.

Recalcó que “cada niño abortado ante la frialdad de los ‘Pilatos modernos’, que se lavan las manos con cobardes excusas llamando ‘derecho’ a lo que jamás podrá serlo, clama ante nuestras conciencias”.

Sobre la orden ejecutiva gubernamental que prohibió las “terapias reparativa”, declaró que “los hijos no son propiedad del Estado. La familia existe antes que el Estado y debe ser respetada por el Estado”.

“Se atenta contra el derecho natural de los padres a educar a sus hijos cuando no se quiere aprobar ni siquiera que las menores de edad requieran el consentimiento de sus padres para abortar. Se atenta contra el derecho natural de los padres a educar a sus hijos cuando se prohíbe que un padre busque una ayuda para su hijo que no contradiga las más profundas convicciones de fe de esa familia”, afirmó.

Apuntó a continuación que “el Estado no puede  sustituir a los padres ni convertirse en el enemigo de los padres que se preocupan por sus hijos. Eso sería una dictadura. El papel del Estado con la familia debe ser bajo el principio de subsidiariedad, para ayudar, no para sustituir ni contradecir o imponer ideas contrarias a los valores de los padres”.

A su juicio, “la orden ejecutiva no sólo cierra las puertas a los padres para buscar ayuda y ser acompañados, desde su fe, en la misión de educar a sus hijos, sino que cierra las puertas a los ciudadanos a poder vivir de acuerdo a su fe”.

“Le cierra también las puertas a los sicólogos, trabajadores sociales y profesionales de la salud cristianos a poder acompañar a las familias, sin tener que actuar en contra de sus creencias, y sin tener que promover como buenas conductas que son contra natura, intrínsecamente desordenadas y contrarias al auténtico amor”, argumentó. INS

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