P. Rico-El despropósito de la privatización de la generación eléctrica

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 22 ene (INS).- Más allá de un capricho ideológico neoliberal de privatizar para desmontar todo vestigio de una economía mixta y poner paulatinamente toda la producción en manos particulares, la privatización de la generación eléctrica en Puerto Rico no tiene un propósito energético transformador.

La descarbonización en los próximos años y paulatina neutralidad carbónica en el ecosistema de la generación eléctrica no es una meta de la privatización del sistema eléctrico generatriz que justifique el propósito de su desestatización. El cártel del gas natural en Puerto Rico parece ser hará cargo del sistema de generación de energía eléctrica para ir sustituyendo al petróleo. Lo que se hace es sustituir un hidrocarburo por otro.

Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y gran parte del mundo se han fijado como meta la descarbonización energética y su consecuente neutralidad carbónica del ecosistema en unos años mediante el uso de fuentes de energía renovables. Puerto Rico se ha ido quedando atrás en ese empeño transformador.

No hay un plan de país transparente, viable y previsible para los próximos años de transformación energética en Puerto Rico que vuelque al país hacia fuentes de energía renovables, especialmente fotovoltaicas, por tratarse de que somos un país caribeño y sumamente soleado. Hay otras fuentes de energía renovables que también deben seguirse explorando, como la mareomotriz, por tener Puerto Rico una geografía isleña.

La privatización de casi todo el sistema generatriz energético es esencialmente caprichoso, y convertir el monopolio intrínseco del mercado de energía eléctrica, de público a privado, por razones puramente ideológicas, para parecernos más a los estados de Estados Unidos. La politización, el padrinazgo bipartidista de ambas colectividades políticas que se han turnado en el poder por décadas y el arcaísmo tecnológico de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) eran transformables y, por ende, una situación que podía sanearse. No era necesaria la privatización para mejorar esos males.

Ahora el sistema energético generatriz bajo un monopolio privado y en manos del cártel del gas natural empantana a Puerto Rico en un lodazal energético de intereses económicos conflictivos que impiden al país liberarse de la carbonización de su ecosistema y de la contaminación con otros gases de efecto invernadero mediante la quema de un combustible fósil para la generación de energía eléctrica. INS

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