P. Rico-Covid-19 en 2023: qué esperar al entrar al cuarto año de la pandemia

En medio de las fiestas de la SanSe, Puerto Rico comienza el cuarto año de la pandemia de Covid-19. Inter News Service/Víctor R. Birriel

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 20 ene (INS).- Pasadas las festividades navideñas y en medio de las fiestas de la SanSe, Puerto Rico comienza el cuarto año de la pandemia del Covid-19. Aunque los casos y las muertes por la enfermedad viral pandémica están aumentando una vez más, muchos médicos y expertos en salud pública esperan que el 2023 sea un año mejor que los años anteriores.

El director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha insinuado la posibilidad de poner fin a la emergencia mundial de salud en algún momento a finales del presente año o a comienzos del próximo año 2024. Lo que presupone que todavía quedan meses en que se tendrá que encarar la existencia del pandémico virus.

Hay un cierto grado de optimismo que se reduce a la inmunidad que se desarrolle. En este momento de la pandemia, la mayoría de las personas en el país han sido vacunadas —muchos han recibido refuerzos— y un gran número de personas, que parecen ser ya la mayoría, se han contagiado en algún momento con el Covid-19.

En comparación con esta misma época el año pasado, también hay un acceso más generalizado a pruebas de Covid-19 en el hogar, mascarillas de alta calidad, tratamientos que salvan vidas y vacunas actualizadas que pueden ayudar a proteger contra algunas de las variantes más recientes del coronavirus.

“La enfermedad viral no ha desaparecido, pero se tienen las herramientas para un retorno a la normalidad, que parece ya no será la misma de antes. Eso no quita que el virus pueda sorprendernos en el 2023, como lo ha hecho antes. Esto es lo que los expertos en enfermedades infecciosas siguen vigilantes y no bajan la guardia.

Mientras el coronavirus continúe circulando, se espera que se produzcan nuevas variantes del virus. Sin embargo, lo que se desconoce es cómo estas variantes futuras afectarán el curso de la pandemia.

Ómicron y sus subvariantes han estado dominando la escena desde hace más de un año. Y aunque la altamente contagiosa variante ómicron llegó con fuerza, los casos y las hospitalizaciones finalmente disminuyeron y se redujeron para el otoño del 2022.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que incluso cuando las tasas generales de hospitalización disminuyeron, la tasa de hospitalizaciones entre los adultos de 65 años o más todavía siguió siendo mayor que entre los adultos más jóvenes, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Si ómicron y sus variantes continúan dominando, es posible que el Covid-19 se convierta en una enfermedad estacional más predecible, similar a la gripe y otros coronavirus humanos que causan síntomas similares al resfriado, dice el Dr. Steven Lawrence, profesor de Medicina en la División de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, Misuri.

Sin embargo, si una variante del virus completamente nueva y con más habilidades para evadir la inmunidad —una con su propia letra griega, como delta u ómicron— toma relevancia, podríamos ver otro aumento de enfermedades, sin importar la época del año, dice Lawrence.

La cepa del coronavirus que todos están observando en este momento es XBB.1.5, que es un pariente cercano de XBB, una variante recombinada (o híbrida) de dos subvariantes BA.2. En conjunto, estos brotes de ómicron representan casi el 45% de los casos de COVID-19 en el país, según los últimos datos de los CDC. Esa proporción se acerca más al 75% en algunos lugares, como Nueva Inglaterra.

El XBB.1.5 puede ser más transmisible que otros, dicen los CDC, pero aún no se sabe si causa una enfermedad más grave que las cepas anteriores. “Estamos vigilando de cerca esta variante para ver qué tan bien funcionan nuestras vacunas (y tratamientos) contra ella”, dijeron los CDC en un tuit el 30 de diciembre.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) recientemente redujo su lista de tratamientos disponibles (en inglés) para combatir el Covid-19, eliminando el último anticuerpo monoclonal “porque no se espera que neutralice las subvariantes de ómicron BQ.1 y BQ.1.1, que en conjunto representan una gran cantidad de infecciones en el país.

Predice que el enfoque en el 2023 será menos sobre el desarrollo de nuevos anticuerpos monoclonales y más en las terapias antivirales y antiinflamatorias, “porque gran parte de la morbilidad y mortalidad relacionada con la COVID se debe a la inflamación que ocurre”, dice.

El Dr. William Garneed, profesor adjunto de Medicina en Johns Hopkins Medicine, recomienda que cualquier persona de 50 años o más que haya dado positivo en la prueba de Covid-19 hable con un proveedor de atención médica sobre las opciones de tratamiento antiviral para prevenir un caso grave de la enfermedad.

Los estudios han demostrado que la pastilla recetada puede reducir el riesgo de hospitalización (en inglés) en un 51% en adultos con COVID-19. Se ha demostrado que su efecto es aún mayor (en inglés) en las personas de alto riesgo, incluidos los adultos mayores y las personas inmunodeprimidas.

Entretanto, se llevan a cabo estudios para comprender mejor el Covid-19 prolongado y sus causas, y cómo se puede tratar. No será tan sencillo como tomar una pastilla y enseguida mejorarte. Esta es una enfermedad muy complicada, que todavía requiere más estudios y análisis. INS

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