R. Dominicana-Familiares del coronel Caamaño Deñó exigen al Estado dominicano establecer quiénes fueron los responsables de su muerte

Salvador Paradas Caamaño, Claudio Caamaño y la viuda Vicenta Vélez denunciaron que el líder militar de la Revolución de Abril de 196 fue ejecutado. Inter News Service

Santo Domingo, 22 dic (INS).- La familia del líder militar de la Revolución de Abril de 1965, coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, exigió al Estado dominicano realizar una investigación para establecer los responsables de su muerte, luego de que la Junta Central Electoral (JCE) emitió finalmente el acta de defunción certificando que el motivo de la deceso fue homicidio.

Claudio Caamaño Vélez, sobrino del fallecido líder militar, dijo que a raíz de una investigación de la JCE, se determinó que la causa de la muerte de su pariente fue una herida de bala, pero el hecho fue descrito como un homicidio.

Expuso en una rueda de prensa que el tribunal electoral establece con esa certificación que su tío fue capturado vivo y luego ejecutado.

Indicó que para llegar a esas conclusiones, el órgano fiscalizador de comicios hizo una indagación en la que se verificaron documentos y escucharon testimonios. El expediente será compartido con los medios de comunicación más adelante, aseguró.

La viuda Vicenta Vélez, considera que si su esposo Caamaño Deñó fue asesinado en un país donde no existe la pena de muerte, se trata de un crimen de Estado.

“Y si es un crimen de Estado, nosotros tenemos que establecer quiénes fueron, cómo fue y qué se hizo para que esto sucediera”, agregó.

Claudio Caamaño corroboró ese razonamiento, al señalar que “en un crimen de Estado, el Estado es solidariamente responsable, porque no estamos hablando de que fue un crimen que cometió una u otra persona, sino estamos hablando de que Francisco Alberto Caamaño Deñó fue capturado vivo y era un prisionero de guerra protegido por la convención de Ginebra y se le ejecutó, se le asesinó, el Estado dominicano lo asesinó”.

Alegó que, aunque los homicidios prescriben en República Dominicana a los 20 años, los convenios internacionales y los de derechos humanos “establecen que los crímenes de Estado son imprescriptibles”.

Pidió la creación de un “Tribunal de la verdad”, bajo el entendido de que aquí no se ha hecho justicia con los crímenes cometidos durante los gobiernos de Rafael Leónidas Trujillo Molina y de Joaquín Balaguer. Citó como ejemplos los casos del periodista Orlando Martínez y de las hermanas Mirabal.

La viuda de Caamaño, su sobrino, su hija Dania, su nieto Salvador y el presidente de la Fundación que lleva su apellido no tienen ganas de emprender una cruzada precisamente para pedir prisión para los matadores.

En cambio, se concentran en pedir “una justicia histórica” que sea un símbolo para todos los que perdieron a sus parientes durante los regímenes de  Trujillo Molina y Joaquín Balaguer.

“Nosotros entendemos que, así como los ladrones tienen que ir a la cárcel, los asesinos también tienen que ir a la cárcel, pero nosotros no estamos haciendo una cosa en particular. No queremos regodearnos y (decir) que vaya a la cárcel y que esto y que lo otro. No queremos hacer lo que ellos hicieron, porque no lo podemos hacer. Nosotros tenemos amor dentro de nuestro cuerpo, es amor por nuestro pueblo, es amor por nuestros héroes y queremos justicia”, manifestó.

La familia Caamaño está analizando, junto a sus abogados, los pasos a dar y tienen pensado acercarse al Ministerio Público “para ver si el Estado dominicano internamente se aboca a conocer este caso”. Si no logran sus objetivos, recurrirán a los tribunales internacionales.

Considera que deben “abrir los archivos para identificar cuáles fueron los militares que estuvieron presentes ahí”, en el momento de la muerte de su tío.

Francisco Caamaño Deñó (1932-1973) fue un militar revolucionario que enfrentó en 1965 a las tropas norteamericanas durante la invasión a la República Dominicana. Murió en las montañas de San José de Ocoa (región suroeste) luego de desembarcar desde Cuba con un grupo de hombres armados, intentando retornar a su patria para retomar la lucha por la liberación nacional.

El comandante de la revolución, quien enfrentó en las calles de Santo Domingo a las botas invasoras norteamericanas, para unos fue fusilado, mientras que para otros éste cayó en combate en la loma de Nizaíto, de Ocoa, frente a las tropas del Ejército Nacional. INS

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