P. Rico-Augurio de posible conflicto futuro entre seres humanos genéticamente modificados y los no modificados

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 28 may (INS).- La modificación genética con la crianza selectiva y cultivo controlado de las mejores plantas y árboles en procura de buenos frutos viene practicándose dese hace siglos. Desde inicios de la civilización humana se ha venido reforzando las características más útiles en plantas, árboles y animales, aunque sin comprender del todo cómo ello funciona. Hasta que se descubrió en el siglo 20 el código de la vida: el Ácido Desoxirribonucleico (ADN): una molécula compleja que guía el crecimiento, desarrollo, las funciones y la reproducción de todo ser vivo.

La información está codificada en la estructura molecular. Cuatro nucleoides emparejados forman un código que lleva instrucciones. Modificando las instrucciones genéticas, se modifica el ser vivo que responde a ese código de sus genes.

Fue el descubrimiento del ADN, entrar en él y manipularlo lo que dio paso a la ingeniería genética. Todo comenzó paso a paso. Primero, con la polinización controlada hasta que en la década de los años de 1960 se bombardearon plantas con radiación para provocar mutaciones aleatorias en el código genético. La idea consistía en obtener una variedad útil al azar. Y la técnica funcionó, aunque parcialmente. Luego, en los años de 1970, se insertaron fragmentos de ADN en bacterias, plantas y animales para modificarlos, estudiarlos e investigar en beneficio de la medicina y la agricultura.

El primer animal modificado genéticamente nació en 1974 e hizo de los ratones el vehículo de investigación para salvar millones de vidas de seres humanos. Y en la década de los años de 1980, se logró un microbio manipulado para absorber aceite que fue comercialmente patentizado. Actualmente se producen muchos productos químicos con ingeniería genética.

El primer alimento modificado en un laboratorio se comenzó a vender en 1994 y fue el tomate “flamer seibert”. Duraba mucho más, gracias a un gen extra que suprimía el desarrollo de un enzima que provocaba la putrefacción.

En los años de 1990 hubo una breve incursión en la ingeniería genética con humanos para tratar la infertilidad. Se generaron bebés con información genética de tres personas. Fueron los primeros humanos con tres padres genéticos.

La ingeniería genética se está empleando para la alimentación, con animales genéticos que produzcan más y mejor carne, así como plantas o árboles de los cuales se cosechen mejores frutos. Hoy en día existen salmones de rápido crecimiento y pollos sin plumas.

Hasta hace poco, la edición genética era extraordinariamente cara, complicada y lenta. Esto ha cambiado, debido a la aparición de una nueva técnica científica revolucionaria: el CRISPR (el Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats o Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas Regularmente e Interespaciadas, en español. De repente, el coste de la ingeniería genética se ha reducido grandemente. Igualmente, lo que antes tomaba un año, ahora se realiza en semanas.

El CRISPR tiene el potencial de cambiar la humanidad para siempre. Para ello, se ha tomado como patrón o modelaje de los virus y las bacterias, enfrascados en una lucha desde que surgió la vida. Los denominados bacteriófagos o fagos cazan bacterias y en los océanos matan el 40 por ciento de ellas a diario. Para hacerlo, introducen en la bacteria su propio código genético. Así, toman el control y las utilizan como fábricas.

Aunque los sistemas de protección de las bacterias son demasiado débiles, a veces sobreviven al ataque. Cuando lo hacen, pueden generar un sistema antivirus bien eficaz. Lo hacen conservando una parte del ADN del virus en su propio código genético en un archivo denominado CRISPR, que almacenan hasta que lo necesitan.

Cuando el virus ataca nuevamente, la bacteria copia rápidamente una copia de ARN del archivo de ADN para producir una proteína: el CAS9. Esta proteína analiza el interior de la bacteria, buscando signos del virus invasor y compara cada fragmento de ADN con la muestra del archivo. Cuando localiza una coincidencia al cien por ciento, se activa y corta el ADN del virus, inutilizándolo y protegiéndose del ataque.

Lo especial es que la proteína CAS9 es muy precisa. Actúa como un cirujano del ADN que sabe dónde cortar. La revolución científica comenzó cuando los científicos dedujeron que el sistema CRISPR era programable, dando una copia del ADN que se quiere modificar e introducir el sistema en una célula viva.

Esto permite editar el genoma de células vivas, encender y apagar genes y apuntar a una secuencia completa de ADN para estudiarla. Funciona lo mismo con microorganismos, plantas, animales o humanos.

En 2015, el CRISPR se utilizó para eliminar en el laboratorio el VIH en células vivas de pacientes. Un año después, se llevó a cabo un proyecto a mayor escala con ratas infectadas con VIH en casi todas las células del cuerpo. Inyectando CRISPR en la cola de las ratas, fue posible eliminar más del 50% del virus de casi todas las células del cuerpo de las ratas.

Se anticipa que mediante el CRISPR será posible en un futuro próximo curar el VIH y erradicar otros retrovirus que se esconcen dentro del ADN humano, como lo hace el herpes. Podría también derrotarse, por fin, a otro de los grandes enemigos del ser humano: el cáncer.

La enfermedad del cáncer se produce cuando las células se multiplican desordenadamente y se esconden del sistema inmune. El CRISPR provee el método de editar las células inmunitarias y convertirla en buenas y efectivas cazadoras. Para eliminar el cáncer, podría bastar con un par de inyecciones de unos miles de células inmunitarias propias modificadas genéticamente.

A principios de 2016, Estados Unidos aprobó el primer ensayo de tratamiento del cáncer en humanos con CRISPR. Simultáneamente, científicos chinos anunciaron que tratarían pacientes con cáncer de pulmón utilizando células inmunitarias modificadas genéticamente.

Empero, este conocimiento científico podría ir más allá. Más de 3,000 enfermedades genéticas las provoca una simple letra incorrecta en el ADN. Para contrarrestar esto, ya se está creando una versión modificada de la CAS9 para que modifique esa sola letra. Pronto, se podrán curar para siempre miles de enfermedades.

La edición genética tiene por ahora una limitación: se centra en un individuo y mueren con él. A menos que la solución a esto sea emplear la ingeniería genética en células reproductoras y en embriones y crear seres humanos genéticamente modificados. Esto se lograría mediante bebés de diseño que cambien gradualmente e irreversiblemente el acervo genético del ser humano.

Aunque la tecnología de modificar el genoma humano en un embrión esta todavía en sus primeras etapas, en 2015 y 2016, científicos en China experimentaron con embriones humanos y obtuvieron un éxito parcial en el segundo intento.

Los humanos transgénicos pueden alterar el genoma humano de toda la humanidad. Las características modificadas de una persona con su genoma editado pasarán a sus hijos y se difundirán a través de generaciones. Se terminará modificando el acervo genético de toda la humanidad. Esto comenzará lentamente. Los primeros bebés de diseño no estarán sobrecargados de alteraciones. El objetivo probablemente será eliminar una enfermedad genéticamente mortal frecuente en una familia.

A medida que la ciencia sobre ingeniería genética progrese y se depure, las personas considerarán inmoral no utilizar la modificación genética. Se consideraría un crimen denegar la cura a personas que padecen alguna enfermedad hereditaria, porque presupondría condenar a seres humanos a una muerte predecible.

Tan pronto comiencen a nacer los primeros bebés modificados genéticamente, se abrirá una puerta que no podrá volverse a cerrar. Si podemos hacer bebés inmunes a ciertas enfermedades, ¿porque no proporcionarles también un metabolismo mejorado o una visión perfecta? ¿O por qué no modificarlos para hacerlos más altos, con mejor fisionomía muscular y determinado color de pelo y ojos? ¿Y por qué no regalarles una inteligencia extraordinaria?

La modificación genética podría convertirse en el estándar comúnmente aceptado y ello podría acarrear una diferenciación entre los genéticamente modificados y los no modificados, porque no todos los seres humanos podrán modificarse a la misma vez. El peligro consiste en que esta diferenciación podría ser socialmente conflictiva. Hay grandes problemas éticos y morales envueltos en este asunto. INS

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