P. Rico-Debe calificarse afirmación de LUMA Energy de que más de 1.4 millones de clientes tienen servicio de electricidad ante fragilidad del sistema (análisis)

Un incendio en la central Costa Sur provocó el apagón general. / Inter News Service

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 10 mar (INS).- La afirmación de LUMA Energy de que más de 1.4 millones de clientes tienen servicio eléctrico hay que calificarla en el contexto de las interrupciones que se están suscitando en sectores del país, luego de restablecida la electrificación.

Muchos sectores del país, como fue el caso de una porción significativa en el área de Hato Rey anoche, incluyendo la calle Mayagüez, el sector del residencial conocido como Quintana, el Jurutungo, el Relincho y urbanizaciones aledañas, donde se había restablecido el servicio de electricidad desde el viernes al mediodía, tuvo una interrupción a eso de las 5:05 de la tarde de ayer sábado que se prolongó hasta pasada la madrugada de hoy.

Lo cierto es que una porción significativa de ese supuesto 1.4 millones de clientes con servicio de energización eléctrica que alega LUMA Energy siguen sufriendo interrupciones constantes, debido a la inestabilidad del sistema de electrificación del país, que sigue siendo sumamente frágil y vulnerable.

Tal situación es alarmante y extremadamente preocupante en momentos en que se avecina la temporada de huracanes. Un huracán similar a María devastaría el sistema eléctrico del país al colmo de retroceder la situación energética del presente a casi cien años atrás en nuestra historia nacional.

Todavía Puerto Rico está sufriendo la explosión de un interruptor de salida a la generación de electrificación de una termoeléctrica, suceso que logró colapsar todo el servicio eléctrico y dejar a oscuras al país.

La explosión que provocó el incendio de un interruptor en la planta generatriz de Costa Sur desencadenó la salida del sistema eléctrico de todas las demás plantas generatrices del país, debido a esa centralización sistémica integral de todos sus componentes en la electrificación.

La obsolescencia de nuestro sistema de electrificación estriba en que fue diseñado para un paradigma de desarrollo económico de Puerto Rico que se concibió en la década de 1960, cuando el programa de industrialización se centró en la atracción de inversión de capital de industrias pesadas de refinerías de petróleo.

El epicentro de ese emporio industrial fue el área meridional de Puerto Rico desde Guayama hasta Guayanilla, por lo que las grandes hidroeléctricas, para generar energía eléctrica, se concentraron en esa área geográfica para una industria pesada que requería un gran consumo de electricidad.

La transmisión energética a todo el país se hizo a través de grandes torres de sostén al cableado de alta tensión desde las grandes generatrices sureñas al resto del territorio puertorriqueño. Las hidroeléctricas de Puerto Nuevo y Palo Seco sirvieron como apoyo y refuerzo para fortificar la potencia generatriz.

Tal centralización del sistema eléctrico, partiendo del epicentro de esa industria pesada desde el área sureña e integrando como parte de un todo a cada una de las plantas generatrices de electricidad, quedó como legado infraestructural tras el desplome económico de ese tipo de industria cimentada en las petroquímicas, debido a factores exógenos que no estaban bajo nuestro control.

Nos quedamos con extensas tierras altamente contaminadas, chimeneas enmohecidas, estructuras en ruinas y un sistema eléctrico diseñado para algo que ya no existía en el país. Factores externos volvieron a incidir en el desastre económico de Puerto Rico.

Regionalizar el sistema. descentralizándolo y manteniendo una interconexión únicamente para casos de emergencia parece ser lo más apropiado y conveniente al presente. INS

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