P. Rico-Las razones de la obsolescencia del diseño de nuestro sistema de electrificación (análisis)

Las centrales Puerto Nuevo y Palo Seco (en la foto) sirvieron para fortificar la potencia generatriz. / Inter News Service

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 9 abr (INS).- La obsolescencia de nuestro sistema de electrificación estriba en que fue diseñado para un paradigma de desarrollo económico de Puerto Rico que se concibió en la década de 1960, cuando el programa de industrialización se centró en la atracción de inversión de capital de industrias pesadas de refinerías de petróleo.

El epicentro de ese emporio industrial fue el área meridional de Puerto Rico, desde Guayama hasta Guayanilla, por lo que las grandes hidroeléctricas para generar energía eléctrica se concentraron en esa área geográfica para una industria pesada que requería un gran consumo de electricidad.

La transmisión energética a todo el país se hizo a través de grandes torres de sostén al cableado de alta tensión desde las grandes generatrices sureñas al resto del territorio puertorriqueño. Las hidroeléctricas de Puerto Nuevo y Palo Seco sirvieron como apoyo y refuerzo para fortificar la potencia generatriz.

Tal centralización del sistema eléctrico, partiendo del epicentro de esa industria pesada desde el área sureña, quedó como legado de infraestructura tras el desplome económico de ese tipo de industria cimentada en las petroquímicas, debido a factores exógenos que no estaban bajo nuestro control.

Las guerras en Oriente Medio, en 1967 (la Guerra de los Seis Días que envolvió a Israel y a varios países de la región), el alza en el precio del petróleo por acciones concertadas del cartel petrolero de la OPEP y la salida del dólar del patrón del oro y fluctuación de esa moneda desde la Segunda Guerra Mundial para procurar abaratar las exportaciones de EEUU en busca de competitividad, desmoronaron el proyecto económico de la industria pesada petroquímica en Puerto Rico.

Nos quedamos con extensas tierras altamente contaminadas y chimeneas enmohecidas y estructuras en ruinas, y un sistema eléctrico diseñado para algo que ya no existía en el país. Factores externos volvieron a incidir en el desastre económico de Puerto Rico.

Cualquier intento de decretar una “emergencia energética” en Puerto Rico y utilizar los fondos federales asignados a atender la reconstrucción de la infraestructura eléctrica puertorriqueña, debe ir enfocado en descentralizarla.

La explosión que provocó el incendio de un interruptor en la planta generatriz de Costa Sur desencadenó la salida del sistema eléctrico de todas las demás plantas generatrices del país, debido a esa centralización sistémica integrada de todos sus componentes en la electrificación.

Regionalizar el sistema y mantener una interconexión únicamente para casos de emergencia parece ser lo más apropiado y conveniente al presente. Pero es un asunto que requiere una amplia discusión con la participación orientadora de los expertos. INS

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