P. Rico-Perdura expectación a un año del asalto al Capitolio en Washington, que amaneció con mayores medidas de seguridad ante las heridas abiertas por Trump

Donald J. Trump agitó a sus partidarios para que se apoderaran del Capitolio federal. Inter News Service/White House

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 6 ene (INS).- Al cumplirse un año del asalto al Capitolio federal en Washington, que amaneció hoy con mayores medidas de seguridad que lo habitual ante las heridas abiertas por el discurso inflamatorio del entonces presidente Donald J. Trump, Estados Unidos transita una ruta de inestabilidad en lo que estudiosos consideraban una grave fractura a su sistema político.

Hay gran expectación ante la comparecencia del presidente Joe Biden con un discurso en el que, tal como se anticipa la emprendió contra Trump, debido a la crisis que mantiene en vilo la tradición democrática estadounidense.

A pesar de que el exmandatario ha tratado de distanciarse de los violentos incidentes, que dejaron un saldo de cinco personas muertes, incluido un agente policial, y sobre 700 extremistas de la derecha política estadounidense acusados de planear un ataque para impedir la confirmación por el Congreso, el 6 de enero de 2021, de la victoria electoral del presidente demócrata Biden.

Hasta ahora, 165 se han declarado culpables —cuatro de ellos arriesgan una condena de 20 o más años de cárcel— y 71 han recibido penas que alcanzan los cinco años de prisión, según datos del Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Una comisión de la Cámara de Representantes federal lleva seis meses investigando lo que ocurrió en esa aciaga jornada, con especial interés en el papel del entonces presidente Trump y su entorno durante la jornada del asalto.

Está previsto que en los próximos meses hagan públicas sus conclusiones.

Múltiples vídeos de vigilancia del Capitolio y de los propios asaltantes en las redes sociales contradicen las justificaciones de que aquello fue una acción legítima de libre expresión democrática de simpatizantes de Trump, que ese día pusieron en jaque el Capitolio federal y ocasionó más de un temor en congresistas demócratas de perder la vida.

En las violentas imágenes se puede observar que entre los más de 800 sublevados de la derecha ultranacionalista había algunos armados con hachas, bates de béisbol, palos de hockey y otros instrumentos.

Este ataque, inédito en la historia moderna de Estados Unidos, dejó un balance de cinco muertos y 140 agentes heridos.

La toma por asalto del Capitolio tuvo lugar después de que Trump, derrotado en su intento de reelección en las elecciones presidenciales, instara a sus seguidores, en un encendido discurso cerca de la Casa Blanca, a “luchar como el demonio” con el fin de “recuperar” el país.

Su exhortación fue a que marcharan hacia el Congreso federal, donde se celebraría la sesión de confirmación de la elección de Biden, su némesis del Partido Demócrata.

Hasta ahora, la comisión congresal que investiga los sucesos ha entrevistado a más de 300 testigos, ha recopilado unos 35,000 documentos y recorrido el país para hablar con funcionarios electorales de estados como Arizona y Pensilvania, donde Trump insiste que se cometió fraude en el escrutinio, algo que nunca ha podido demostrarse con prueba evidenciaría.

Paralelamente a la investigación de las autoridades y el Congreso queda todavía vívidamente las imágenes durante la toma por asalto del Capitolio estadounidense de Jacob Chansley  ―apodado como “el chamán de QAnon (un movimiento de teorías conspirativas)― tocado con una cornamenta y una piel de oso y el pecho al descubierto.

Chansley ha sido sentenciado por un juez a tres años y cinco meses de cárcel tras declararse culpable.

La comisión congresal que realiza la investigación está planeando una serie de comparecencias de testigos que serán transmitidas por televisión y que se anticipa arrancará en las próximas semanas, lo que los seguidores de Trump consideran una maniobra demócrata para intentar frustrar el avance republicano.

Hay que ver lo que sucederá ante el hecho de que en las elecciones legislativas de medio término en noviembre los republicanos auguran terminarán haciéndose con el control de la Cámara de Representantes, con lo cual finiquitarán la comisión congresal.

Está por verificarse a través de los acontecimientos venideros si estos pronósticos se hacen realidad y Cámara y Senado quedan en control de un Partido Republicano enmarcado en una visión extremista blandida por Trump. INS

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