P. Rico-La razonabilidad de preguntarse qué utilidad tiene celebrar la llegada de un nuevo año que no perfila nada nuevo que cambie la situación de desasosiego actual

Por Rafael Santiago Medina 

San Juan, 30 dic (INS).- Parecerá ser una manifestación de pesimismo depresivo, pero hay razonabilidad en preguntarse qué utilidad tiene tanta celebración de despedida de año, si el primer día del año nuevo será igual que el último del año anterior. Al día siguiente del Año Nuevo no habrá cambiado nada. Para muchos tan sólo habrá una resaca de la borrachera anterior.

En medio de una tasa de positividad al Covid-19 como nunca antes se había visto desde el comienzo de la pandemia, es de babiecas incurrir en la repetición a ciegas de una tradición celebrativa de despedir un año y darle la bienvenida a uno nuevo, que bajo las circunstancias del presente no parece tener sentido, si hay poca esperanza y optimismo.

El sábado primero de enero, primer día del año 2022, no habrá variado por arte de magia nada de la presente realidad que estamos viviendo. Será un día como los demás, a menos que no irrumpa un suceso extraordinario que lo haga diferente. Pero la mayor probabilidad es que ese acontecimiento extraordinario sea una noticia de implicaciones negativas que acapare la atención pública. Las noticias verdaderamente positivas hoy en día son las menos.

Bajo las actuales circunstancias de una pandemia sanitariamente imbatible por el momento, lo que aconseja la prudencia es mantenerse recluido en familia dentro del hogar con los suyos, esperando si mucha alharaca el nuevo año, que se perfila y no avizora por lo visto cambios trascendentes.

Ciertamente, no hay motivos para celebrar la llegada de un nuevo año que apunta a ser la continuidad de los acontecimientos vividos en el presente. Parece más razonable guardar la salud y las energías para celebrar la llegada futura de un nuevo año sin pandemia. Quizás, el inicio de ese año sea el 2023. INS

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