P. Rico-La ley de inercia del PPD en la vida política del país (Análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 28 ago (INS).- Si todavía hay un Partido Popular Democrático (PPD) con vida política al presente no es por otra cosa que por ley de inercia del gran empuje inicial que recibió con la revolución económica de “Manos a la Obra” y las hábiles gestiones de sana gobernanza de su fundador: Luis Muñoz Marín (1898-1980).

A sus 83 años de existencia tras ser fundado el 22 de julio de 1938, el PPD está ya entrando en una etapa de desaceleración, hasta ir paulatinamente quedando política e ideológicamente exánime.

El respirador mecánico de la financiación todavía de poderes económicos y la historia de su institucionalidad como colectividad política que controló el poder gubernamental en Puerto Rico durante décadas, le siguen dando soplos de aliento que continúan oxigenándolo a través de un liderazgo de cada vez menos sucesión generacional, ya que sus líderes envejecen con la colectividad política.

La senilidad del PPD ha tenido la concomitancia de una progresiva muerte de su tejido celular ideológico. Va muriendo el autonomismo y la idea conceptual de un Estado Libre Asociado (ELA) mejorado, libre asociación o como quiera llamársele para intentar erradicar el coloniaje.

La comisionada residente de Puerto Rico en Washington, Jennifer González Colón, ha advertido como una de las principales dirigentes del Partido Nuevo Progresista (PNP) sobre el peligro de que su colectividad corra la misma suerte con las postergaciones ideológicas de la estadidad en aras del poder por el poder mismo y sin un ideario que lo justifique.

Esto porque algunos de sus principales líderes se allanan a conquistar el poder para administrar la colonia.

En el PPD eso es, precisamente, lo que ha sucedido durante décadas, y es la razón de que en la actualidad esté exánime ideológicamente. Y un partido político sin ideología es una colectividad política sin propósito; una empresa política para obtener el poder por el poder en sí mismo como valor único.

Administrar el presupuesto fiscal del país se convirtió en un valor en sí mismo para el PPD y parece que el PNP pudiera ir en vías de correr la misma suerte, como ha advertido González Colón y otros dirigentes de esa colectividad política.

Cuando el fin de un partido político es únicamente administrar el presupuesto gubernamental para repartir prebendas y favorecer a allegados y partidarios mediante padrinazgos, la corrupción se adueña de su esencia. El partido político se convierte en una empresa mafiosa de corruptelas. Comienzan a pulular en sus filas los oportunistas que pretenden adherirse al poder como garrapatas para chupar del fisco.

La desaparición de la escena política del PPD significaría que el diseño político de la institucionalidad del bipartidismo para repartirse el poder y no permitir el control del gobierno y del país por un solo partido político se desvanecería. El poder alternativo del bipartidismo se quedaría cojo.

Para contrarrestar el poder absoluto de un solo partido político en el país se necesitaría el fortalecimiento de la tercera fuerza en la arena política nacional en este momento: el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP).

Y que los neonatos políticos que emergieron en las pasadas elecciones generales (Proyecto Dignidad y Movimiento Victoria Ciudadana) lograran un mayor desarrollo y una prolongada permanencia en el escenario político nacional durante los años venideros.

También quedaría la posibilidad, para contrarrestar el poder absoluto del PNP en la arena política del país, el surgimiento de un nuevo partido político constituido por la fusión de los detritos residuales tras la desintegración del PPD, que no sea más de lo mismo del pasado y con nuevos objetivos ideológicos de verdadera alternativa al colonialismo. INS

rsm/ndc