P. Rico-Décadas de transferencias de cientos de miles de millones de fondos federales que se reducen a casi nada con valor real de permanencia económica (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 25 jul (INS).- Al cumplirse hoy 69 años de la fundación del Estado Libre Asociado (ELA) y a 123 años de la invasión de Estados Unidos a Puerto Rico, la pregunta que se alza como bandera en medio de la controversia sobre la condición colonial de la relación política y económica con Estados Unidos es por qué tras cientos de miles de millones de dólares en transferencias de fondos federales al territorio puertorriqueño no se ha podido rebasar las deficiencias económicas y fiscales, las cuales ya son de tipo estructural y sistémicas.

Sumada en el tiempo esa gran cantidad de dinero en asistencias al gobierno y a los puertorriqueños individualmente, muchísimo más de lo que constituyó el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, Puerto Rico debiera ser en estos momentos una potencia económica en el Caribe indiscutible y sin igual, comparable en el Pacífico con las islas de Taiwán, Hong Kong y Singapur, que junto a Corea del Sur conforman los llamados cuatro Tigres Asiáticos.

¿Por qué después de 69 años de Estado Libre Asociado y 123 años bajo la égida y la bandera de Estados Unidos, con todas esas transferencias federales, la insuficiencia de un modelo económico no sustentable y extremadamente dependiente de la asistencia de Washington nos sigue acompañando permanentemente a través del tiempo, sin que la economía logre un desempeño sostenible?

Una cierta ley de inercia de un empuje económico que en su momento tuvo Puerto Rico durante el siglo pasado y que, a lo sumo, duró unas tres o quizás cuatro décadas, y una vitalidad en su economía sustentada por la respiración artificial del asistencialismo federal y ayudas especiales para los momentos de crisis, es lo que ha hecho posible que el país haya podido seguir funcionando sin llegar a una total y absoluta debacle de carácter humanitaria.

En vez de decrecer con el tiempo, como debió haber sido, la dependencia de las ayudas y asistencialismo provenientes de las instancias de poder en Washington han seguido aumentando y hoy Puerto Rico es más dependiente económicamente de Estados Unidos que ayer.

Habiendo aumentado la asistencia de fondos federales mientras que la economía de Puerto Rico decrece y se descapitaliza en lo que se conoce como “la economía real” de producción de bienes y servicios, y no de especulación financiera en una “economía de casino” ficticia, es un espejismo de progreso lo que predomina en la sociedad puertorriqueña, caracterizado por ilusionismos fantásticos que no corresponden a la realidad.

El dinero de un asistencialismo que produce un bienestar efímero para la inmediatez no induce a un sistema de vida productivo en el país que permita a Puerto Rico tener una economía sustentable dirigida a un desarrollo con cierta permanencia y que ofrezca la idea de un futuro promisorio.

Nuestra realidad es hoy la de un colonialismo dependiente económicamente y cada vez más a expensa de los designios de la metrópolis imperial. Después de décadas de transferencias cuantiosas de fondos federales, se reduce a casi cero el haber económico que pueda catalogarse de significativo y producto de un esfuerzo nacional propio y garantizador de bienestar a futuras generaciones.

Todo se ha reducido a décadas en que el pueblo de Puerto Rico ha estado con las manos extendidas hacia Washington en actitud pedigüeña, a la espera de asegurar la inmediatez de un asistencialismo de las instancias del poder federal estadounidense, en medio de un colonialismo que se reduce a casi nada con valor de permanencia económica verdadera. INS

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