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La Policía militarizada ocupa gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes. /Inter News Service/Twitter
Por Andrés Alburquerque F.
Santiago de Chile, 4 jul (INS).- Una hora y media después de lo previsto, la Convención Constituyente fue instalada hoy en un clima de tensión producto de la represión de Carabineros (la Policía militarizada chilena) a un grupo de manifestantes en los alrededores de la antigua sede del Congreso, en esta capital, donde se realiza la ceremonia.
Los problemas surgieron luego de que marchas organizadas por independientes, de izquierda e indígenas, se enfrentaran con las fuerzas de seguridad que vigilaban el anillo de seguridad frente al edificio.
Los representantes de la Lista del Pueblo regresaron a la sesión luego de salir a la calle para reclamar que cesara la actuación de las Fuerzas Especiales de Carabineros, que dispersaron a los manifestantes con gases lacrimógenos y carros lanzaagua.
“Abro esta primera sesión, en que se instala la Convención Constituyente, encargada de redactar un propuesta de texto para una nueva Constitución para Chile”, leyó la relatora del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel), Carmen Gloria Valladares.
Acto seguido, la funcionara leyó los nombres de los 155 constituyentes que fueron elegidos en las elecciones del 15 y el 16 de mayo pasado y que deberán redactar una nueva Carta Magna para reemplazar a la vigente, creada en 1980 durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La ceremonia fue suspendida a las 11:00 de la mañana, a raíz de los disturbios que se registraban en las inmediaciones del recinto de sesiones, en el centro de Santiago.
“Advertida de la situación y preocupada, he decidido también invitarlos a que suspendamos esta sesión hasta el mediodía”, dijo Valladares, quien fue elogiada en redes sociales por su manejo de la situación.
El órgano constitucional está integrado por 155 delegados, incluidos 17 candidatos indígenas, y está dividido en partes iguales entre hombres y mujeres (78 y 77, respectivamente).
Está dominado por independientes y simpatizantes de izquierda, algunos con raíces en las protesta sociales, con una proporción mucho menor de conservadores respaldados por el actual gobierno de derecha.
Los chilenos votaron el año pasado abrumadoramente (la opción se impuso por más de un 78 por ciento) para romper la Constitución actual.
Con una derecha arrinconada, la centroizquierda disminuida y la irrupción fuerte de los independientes de izquierda, los constituyentes tendrán un año como máximo para acordar un nuevo texto que permita a Chile encauzar su crisis política, institucional y social.
Entre los temas atingentes se encuentran la propiedad del agua y del mar, la independencia del Banco Central, las prácticas laborales, los impuestos a los más ricos y a las empresas mineras (Chile es el principal productor mundial de cobre), un organismo de control que disminuya las opciones de abuso empresarial y de corrupción, y el cambio de las instituciones que administran las pensiones.
También tendrán que entrar en escena discusión de un espectro más amplio, como el régimen político, económico y de gobierno. La descentralización y regionalización, el destino de instituciones como el Tribunal Constitucional, organismo también creado bajo dictadura y que tiene la última palabra para decidir controversias de interpretación de la Carta Magna. INS
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