Inter News Service Agencia de Noticias
Por Rafael Santiago Medina
San Juan, 5 jun (INS).- A poco más de cuatro meses de finalizada la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, y todavía sin consolidarse bien la presidencia del demócrata Joe Biden, vuelven a sonar las alarmas sobre la democracia estadounidense.
Incluso mientras la pandemia por Covid-19 retrocede, se extiende la epidemia de “la gran mentira” de Trump sobre unas pasadas elecciones robadas, que se manifiesta en el bloqueo de los republicanos a una comisión para investigar la insurrección.
Empero, más alarmante todavía parece ser que un estado tras otro está imponiendo nuevas restricciones de voto y los aliados de Trump ahora están compitiendo por participar ellos mismos en las elecciones futuras.
Con los republicanos controlados por Trump y con las probabilidades de ganar el control de la Cámara de Representantes el próximo año, existe un temor creciente de que su presidencia sea menos un problema histórico que un presagio de un declive sistémico.
“Hubo un suspiro momentáneo de alivio, pero el nivel de ansiedad es extrañamente más alto ahora que en 2016, en el sentido de que no se trata solo de una persona, sino que hay problemas estructurales más amplios”, dijo Daniel Ziblatt , coautor de “How Democracies Die” (“Cómo mueren las democracias”).
“Los correos electrónicos extraños que recibo son más siniestros ahora que en 2016: parece haber un nivel mucho más profundo de desinformación y teorías de conspiración”, afirma.
La ofensiva derechista en Estados Unidos amenaza con provocar un asalto dramático y generalizado a los derechos de voto. Las legislaturas estatales controladas por los republicanos han aprobado proyectos de ley que dificultan la votación en estados como Arizona, Florida, Georgia, Iowa y Montana.
Su esfuerzo total en Texas se descarriló temporalmente cuando los demócratas abandonaron la cámara, negándoles quórum.
La amenaza más preocupante no es en el ámbito nacional, sino en el estatal. Hay un esfuerzo republicano en Estados Unidos por cambiar las reglas de votación en los estados, que intenta compensar el esfuerzo fallido de alterar el resultado de las elecciones de 2020.
¿Hacia dónde se dirige este sistema político de gobierno autoritario? Para muchos, el escenario de pesadilla es que Trump se postulara nuevamente en 2024 y, con el beneficio de la supresión de votantes, logrará una victoria en el colegio electoral como lo hizo en 2016.
Si eso falla, el plan B sería, con una Cámara controlada por los republicanos, negarse a certificar a un ganador demócrata y anular el resultado a favor de Trump.
La derecha política neofascista utiliza las elecciones para llegar al poder y luego, una vez arriba, asalta las instituciones democráticas para imponer un régimen de gobierno autoritario.
En “How Democracies Die”, Ziblatt y Steven Levitsky argumentan que las democracias a menudo se ven amenazadas no por ejércitos invasores o revoluciones violentas, sino en las urnas utilizadas con propósitos políticos aviesos.
Reconfigurar el disco duro de la democracia en Estados Unidos es la estrategia política de los republicanos estadounidenses para consolidarse en el poder. INS
rsm/aa