P. Rico-Venciendo obstinaciones ideológicas y mezquindades políticas en un nuevo cuatrienio gubernativo

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 18 dic (INS).- Es criterio indisputado que la  pandemia de Covid-19 no debe servir de barrera al avance de la recuperación económica de Puerto Rico y a un ajuste que deshaga su deficitaria situación fiscal durante el nuevo cuatrienio gubernativo que se avecina.

El advenimiento al poder de una nueva administración gubernamental bajo el gobernador electo Pedro Pierluisi se entiende por muchos debe servir para que se aproveche esta pausa de la actividad económica por las restricciones salubristas de control de la propagación del Covid-19 para redefinir con precisión nuestras metas económicas.

Sin duda, se presenta una magnífica oportunidad para redefinir el rumbo económico de Puerto Rico bajo un nuevo paradigma, aprovechando la necesidad de una recuperación  económica y fiscal. En ese plan de esfuerzo recuperativo de la economía, un plan ingenioso y creativo de desarrollo económico se hace imperativo. No a partir tan sólo de la pandemia del Covid-19, sino teniendo en cuenta la obsolescencia desde mucho antes del paradigma que guió la actividad industrial y comercial del país.

Puerto Rico enfrenta nuevos retos, máxime después de que se logre atajar la pandemia —nadie lo pone en duda— y las sociedades en el mundo entren en lo que se augura podría ser la nueva cotidianidad que rehará la normalidad antes conocida. El gobernante de turno está en la obligación de tener presente que el mundo está ante una nueva realidad de cambios, quizás a una velocidad como nunca antes se haya visto, es lo que todos, sin excepción entienden.

Retornar a la cotidianidad del pasado no parece viable, porque la pandemia del Covid-19 ha trastocado casi todo. La sociedad y su cotidianidad gregaria, tal como la conocíamos antes, parece no habrá ya de ser la misma. Ajustarse a esta nueva realidad es de lo que depende nuestra capacidad de resiliencia, esa palabra que se ha hecho tan de boga en estos últimos tiempos.

A esto se suma el hecho planteado por analistas políticos, de que el ordenamiento colonial en nuestra relación política con Estados Unidos ha ido caducando y perdiendo utilidad finalizado el siglo 20, con todas sus peculiaridades históricas, y adentrándonos a un nuevo milenio, con otras características y particularidades.

Obsesionarse con una quimera ideológica, desechando las soluciones pragmáticas inmediatas que pongan a Puerto Rico económicamente sobre sus propios pies, sin ver las alternativas en un marco estrictamente ideológico, no le hace bien a Puerto Rico, ha quedado puntualizado.  Es eso precisamente el mal que tiene a Puerto Rico detenido económicamente. El mal que lo ha anquilosado, argumentan muchos.

Este nuevo cuatrienio debe ser de apertura ideológica en la gobernanza. Un gobierno de concertación nacional en la búsqueda de soluciones a sus problemas. Airear al país dejando que sople el viento de las diferentes convicciones políticas se hace imperativo. Esa es la esperanza compartida, luego del resultado de las elecciones.

En el sincretismo de ideas políticas, siempre y cuando en la amalgama de los diferentes criterios no se conflija con el fin perseguido y no haya obsesiones ideológicas de estrechez intelectual que limiten las posibilidades, es que podrá hallarse la posibilidad de buen gobierno. Es lo que Puerto Rico necesita para salir de su atolladero político y económico, se observa por analistas.

Lo que se aconseja es vencer las pequeñeces. Rebasar las mezquindades. Dejar que las buenas ideas prevalezcan, sin obstinaciones ideológicas. O de lo contrario, seguiremos rodando, sin remedio, barranco abajo. INS

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