Chile-El país votará mañana para cambiar la Constitución redactada bajo la dictadura de Pinochet

Por Andrés Alburquerque F.

Santiago de Chile, 24 oct (INS).- La de mañana será una jornada histórica para Chile, donde se decidirá si se aprueba o rechaza la idea de cambiar la Constitución vigente desde 1980 y redactada durante el régimen militar de Augusto Pinochet.

Para los analistas, será la oportunidad para dejar en el pasado el último vestigio de la dictadura, que dejó un saldo de miles de muertos y torturados tras el golpe militar que derrocó al presidente socialista Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.

La instancia se propició tras la amarga constatación de que el progreso económico de las últimas décadas, y que tenía al país como uno de los más prósperos de América Latina, no era más que un espejismo, cimentado en una abismante desigualdad social en la que los ricos eran cada vez más ricos, mientras los pobres se hundían en la injusticia de salarios bajos y pensiones de miseria.

Esa brecha, que no puede medir la renta per cápita, desembocó en un estruendoso estallido social el 18 de octubre de 2019, cuando millones de personas salieron a las calles para exigir mejores sueldos, educación, salud, defensa de los recursos naturales (en Chile, por ejemplo, el agua está en poder de particulares), oportunidades de empleo e igualdad.

Gracias al impacto de las manifestaciones, que sólo en la capital congregó a más de un millón de personas en torno a la Plaza Italia -llamada desde entonces Plaza de la Dignidad- la clase política respondió con la convocatoria al plebiscito de mañana, en el que también se decidirá con el voto quién debería redactar la nueva constitución: si una convención compuesta por 155 ciudadanos especialmente elegidos o una convención mixta de 172 miembros, integrada en partes iguales por parlamentarios y ciudadanos.

Según todas las encuestas, debería imponerse por amplio margen la opción “Apruebo”, en desmedro del “Rechazo” sostenido por el gobierno de Sebastián Piñera y la derecha económica, recelosa de cambios estructurales de importancia y que ha basado su campaña en el “terror” de convertir a Chile en otra Venezuela.

En este último año, además, el descontento ha ido en aumento, luego de que las protestas derivaran en un abuso de poder por parte de Carabineros, la policía militarizada del país, y que dejó un saldo de decenas de muertos, mujeres violadas y cientos de mutilados oculares, que han perdido uno o ambos ojos producto de perdigones, balas de goma o bombas lacrimógenas.

Según los analistas imparciales, optar a una nueva Constitución no resolverá de inmediato las demandas sociales, pero será un primer paso para poner en marcha una serie de reformas que bajo el marco legal actual resultan imposibles de realizar, pues la Constitución de Pinochet supeditaba todo cambio a la regulación del mercado bajo la oferta y la demanda.

En caso de triunfar las opciones “Apruebo” y “Convención constituyente”, el efecto será un cambio en las políticas públicas. Si triunfa el “Rechazo”, significará que la mayoría cree que el país está bien y que no requiere cambios profundos.

La otra gran interrogante, sobre todo por la pandemia de coronavirus, es el nivel de participación, en un país que en las últimas elecciones ha mostrado altas tasas de abstención. Esta vez, los llamados a votar son 14.5 millones de habitantes, y el énfasis en la propaganda del “Apruebo” es captar el voto juvenil, el más reacio a participar en las más recientes votaciones. INS

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