P. Rico-El caso de la CEE amerita una atención con seriedad y urgencia (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 30 ago (INS).- Mientras el presidente de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE), Juan Ernesto Dávila, se aferra a su cómoda butaca ejecutiva a pesar del reclamo generalizado de que renuncie por incompetencia crasa, se rumorea insistentemente sobre la posibilidad de aplazar por varios días la fecha de los comicios generales del país previstos para el 3 de noviembre.

Incluso se bisbisea hasta de posponerlas como un extremo, bajo la justificación de una crisis salubrista por la pandemia de Covid-19 encubridora de la incapacidad que ha precipitado a la CEE al abismo de la crisis total, lo que constituiría un bochorno de desprestigio de la situación de nuestra democracia en la opinión internacional.

Siete querellas contra Dávila no lo han persuadido de abandonar su puesto en la CEE y la incertidumbre ciudadana sobre la transparencia y pureza del proceso electoral que sustenta la democracia se ha empañado seriamente con sus concomitancias en la institucionalidad política del país.

Queda en evidencia que los intereses personales priman en la gestión pública sobre el bienestar y conveniencia de los valores patrios y la diafanidad de la democracia, más allá de la retórica política discursiva.

Puerto Rico necesita patriotismo en el servicio público, no burócratas aferrados al poder para beneficio propio. Máxime, cuando es el patriotismo lo que debe brillar en una institución sustentadora de una esencialidad sistémica que debiera mantenerse fulgurante como la democracia.

No se viven momentos como para rechistar con un asunto tan fundamental como éste. El rigor en el manejo político de una situación de crisis como la que se vive en la CEE no permite vacilaciones ni laxitud. El asunto hay que atenderlo con la seriedad que amerita. Es la democracia la que está en juego. INS

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