P. Rico-Coronavirus/Toque de queda: el orden de vida alterado de un país (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 16 mar (INS).- El orden de vida de los puertorriqueños se ha visto alterado con el decreto de emergencia nacional contenido en una orden ejecutiva de la gobernadora Wanda Vázquez Garced para prevenir la propagación del Covid-19.

Lo más difícil será avezarse a un nuevo orden en sociedad bajo la rigurosidad de un toque de queda y una orden de cierre de ciertos tipos de comercios para evitar la conglomeración de personas. Vivir en cuarentena dentro de nuestros respectivos hogares con salidas limitadas a la calle y con escasa interacción gregaria no parece tener una salida alterna de menor dureza que nos libre de un caos sanitario.

Esto no será un proceso fácil de ajuste por ser contrario a nuestra conducta social, costumbres y cultura.

La característica intrínseca de la personalidad colectiva del puertorriqueño se distingue por cierto grado de acracia anárquica que se resiste al sometimiento de normas disciplinarias estrictas. Es una proclividad innata a rendir la voluntad individual de cada quien: su libertad.

Empero, la cordura induce a concluir, como han observado algunos analistas, que las circunstancias de la actual emergencia salubrista de frenar la propagación del Covid-19 y no caer en una situación de contagio viral crítico -como ha sucedido en otros países del mundo- por no atajar la diseminación del virus a tiempo y de manera determinante, puede tener consecuencias caóticas que después lamentaremos.

Indudablemente, esta nueva realidad social y colectiva del pueblo puertorriqueño marca un hito histórico para Puerto Rico como nación con identidad propia y no como una muchedumbre dentro de los límites geográficos de una posesión territorial en el Caribe.

Someternos a este nuevo orden vivencial que impone un régimen de disciplina social rigurosa que altera la cotidianidad de los puertorriqueños han indicado sociólogos que es la única vía de salvación que nos librará de una catástrofe que termine minando y socavando la salubridad del pueblo de Puerto Rico.

Trascender la indisciplina, la dejadez y la desidia que nos ha caracterizado como pueblo para poder atajar así el infortunio que se cierne sobre nosotros, si no actuamos rápidamente con voluntad y determinación ahora, es la única manera de evitar una amenazante calamidad por una desgracia epidémica y la pérdida de vidas que lamentaríamos con remordimiento en el futuro. Es lo que advierten expertos en disciplinas sociológicas, políticas y salubristas.

No cabe dudas a aquellos que favorecen la determinación de la gobernadora Wanda Vázquez Garced de que rebasaremos triunfantes esta adversidad, tornaremos en fortuna la amenaza de desdicha y calamidad. Esto parece ser lo que un mínimo vestigio de patriotismo dicta. Todo parece indicar que será de esta manera como debe definirse nuestro futuro.

Ebulle la exhortación, imposible soslayar, a cerrar filas en torno a esta disciplina patriótica de voluntad y determinación.  INS

rsm/aa