P. Rico-La cuarta etapa de desarrollo económico de Puerto Rico (análisis)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 26 feb (INS).- Desde 2006, cuando finiquitó la eliminación gradual de la Sección 936 del Código de Rentas Internas federal que comenzó en 1996, Puerto Rico se ha quedado en el limbo de un plan de desarrollo económico. A partir de 2006, se carece de un paradigma económico de desarrollo.

Las 936 fueron la tercera etapa de fracasados intentos de desarrollo de una economía sustentable para Puerto Rico. Antes de 1976, cuando se aprobó en Washington el incentivo contributivo federal de la Sección 936 del Código de Rentas Internas de Estados Unidos bajo la gobernación de Rafael Hernández Colón, Puerto Rico había intentado un desarrollo económico que consistió de dos etapas.

En la primera etapa, con el plan “Manos a la Obra”, bajo la gobernación de Luis Muñoz Marín, Puerto Rico inició un período de industrialización basado en la industria manufacturera liviana de empleos masivos. Se sustentaba principalmente en la industria textil, aunque vinieron a Puerto Rico industrias manufactureras de otro tipo.

Acabada la mano de obra barata en Puerto Rico con un alza en los índices de crecimiento económico de la población y la clase trabajadora con más altos estándares de calidad de vida, el segundo intento por desarrollar la economía se centró en la industria pesada y semipesada, basada en la refinación del petróleo y elaboración de sus derivados a partir de 1965 hasta el 1982.

Con la crisis del petróleo y la subida del vertiginosa del crudo tras el control de la oferta en los mercados mundiales fijada por el cartel petrolero de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), esa etapa de desarrollo económico de Puerto Rico se vino abajo.

Ya en 1976, cuando comenzó la llegada a Puerto Rico de las industrias 936, la industria pesada y semipesada estaba comenzando a decaer y el gobierno isleño centró todos sus esfuerzos en incentivar la inversión de capital industrial en las farmacéuticas y empresas electrónicas bajo ese atractivo contributivo federal y de exención de pago de contribuciones estatales por ganancias de sus operaciones industriales en Puerto Rico.

Pero Washington puso fin a esa etapa industrial de Puerto Rico y la economía comenzó una precipitosa caída en picada.

La interrogante es: ¿cuál habrá de ser la cuarta etapa de un nuevo paradigma económico? Atravesando Puerto Rico en estos momentos por un período límbico en su economía y un déficit fiscal con una deuda pública impagable, el escape de ese limbo económico en que se encuentra y que lo mantiene sumido en una crisis estriba, según el sentir de algunos políticos y economistas, en el desarrollo de una cuarta etapa desarrollista de su economía que tenga visos reales de sostenibilidad.

Según algunos, esto es posible únicamente mediante un arreglo político con Estados Unidos que sea vigorizante y que permita condiciones de competitividad en una economía cada vez más globalizada. Para ello se necesita, según entendidos en la materia, mayor soberanía sin la atadura de manos del coloniaje y la dependencia. INS

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