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Por Rafael Santiago Medina
San Juan, 19 feb (INS).- Puerto Rico es otro tras los sismos, especialmente el de 6.4 en la escala Richter del 7 de enero, y los indetenibles hasta el momento estremecimientos telúricos de menor intensidad.
Los cambios son dramáticos en la zona sur-suroeste del país, es lo que pude concluirse de las observaciones hechas por los geólogos.
Sin embargo, los sociólogos añaden que, además, los cambios son también en el orden psico-social y demográfico debido a un éxodo de una parte de la población de esa zona, sino geográficamente con cambios en el litoral.
Se evidencian en la zona sur-suroeste tras el terremoto un aumento abrupto en el nivel del mar en la isla de Gilligan, en Guánica, y en la playa El Faro, en Guayanilla. También, la separación del terreno en La Guancha, en Ponce, y un desplazamiento depresivo de la tierra de 5.5 pulgadas y con un leve movimiento hacia el oeste, capturado por la Agencia Espacial Europea con uno de sus satélites.
Esto plantea la necesidad prioritaria de establecer una política pública acorde con esta nueva realidad geográfica y demográfica en la zona sur-suroeste de Puerto Rico y tomar medidas de mitigación con carácter paliativo, máxime cuando se anticipa una nueva conducta oceánica que podría representar riesgos para la población.
Cambios en el lecho del mar por hundimiento que transforman el hábitat del litoral de esa zona y acarrea nuevas medidas en la manera de urbanizar y desarrollar la infraestructura frente a una variación en el nivel del mar que obliga a retraerse de la línea costera.
Los cartógrafos tienen ahora que actualizar los mapas y redefinir las zonas costeras anegables y modificar las cartas marinas sobre la estructura del lecho del mar aledaña a la costa.
La interrogante es ¿qué se está haciendo al respecto en la Junta de Planificación? Ante esa entidad pública yace la obligación de atender la vulnerabilidad de las comunidades del litoral sur y suroeste con estos cambios en la topografía de la zona.
Variaciones que implican la erosión tierra adentro debido a la cercanía de la línea del agua costera, empozamiento del agua de mar en los bajos de la tierra, posibles cambios en el nivel freático (profundidad telúrica con respecto a los acuíferos del subsuelo), un posible aumento de la salinización de los pozos cercanos a la costa, vulnerabilidad de la costa en caso de un evento de fuerte marejada, además de afecciones a los arrecifes de coral.
Preocupa a los habitantes de la zona sur y suroeste de Puerto Rico la impasibilidad de las autoridades gubernamentales, su dejadez y desgobierno. INS
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