P. Rico-El Ártico, como escenario de una guerra nuclear

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 15 feb (INS).- Comienzan a fraguarse en el Ártico condiciones geopolíticas que amenazan con desembocar en una posible guerra nuclear mundial, que algunos denominan como el bíblico y temido profético Armagedón.

Limítrofe con el mar de Barents y en su confluencia con el Océano Ártico, la península de Kola, una región compartida entre Noruega y Rusia que se ha convertido en un emporio de explotación de recursos naturales y en el vórtice de un torbellino de actividad económica y militar.

Con el calentamiento global y el aumento de las temperaturas en el Ártico, haciendo que el hielo marino se derrita aceleradamente cada vez más al norte, esa región geográfica se ha convertido en una fuente viable de minerales importantes, tales como níquel, hierro y fosfato, tanto como de petróleo y gas natural debajo del mar de Barents.

Ya Noruega ha establecido en Hammerfest, Finnmark, la primera planta de extracción de gas natural licuado sobre el Círculo Polar Ártico. Rusia, por su parte, ve con amplias perspectivas la posibilidad de extraer petróleo y gas natural al Este de la península de Kola en su jurisdicción de los mares de Kara y Pechora, tanto como en la península de Yamal, una extensión delgada de Siberia. De hecho, ya hay compañías rusas extrayendo allí gas y petróleo.

El aspecto militar y geopolítico de todo ello estriba en que la única forma rentable para Rusia de transportar esos recursos energéticos al mercado internacional es mediante buques tanqueros rompehielos especialmente diseñados para navegar por el mar de Barents.

De modo que esa conexión marítima de los mares de Kara y Pechora a través del mar de Barents al océano Atlántico es prioritaria para Rusia y así poder hacer posible el traslado de esos recursos naturales a sus aliados militares y comerciales de Europa y Asia.

Es por eso que se haya convertido en una estrategia geopolítica para Rusia garantizar la navegación franca de sus buques comerciales, sin que puedan ser fácilmente interceptados por sus enemigos y establecido en el puerto de Murmansk, ubicado en la península de Kola la sede de su Flota del Norte, equipada con sus buques militares más avanzados, y bases aéreas, de infantería misiles y radares de apoyo, con astilleros navales y reactores nucleares.

No bien visto por Estados Unidos este avance geopolítico comercial y militar de Rusia, se proyecta el próximo ejercicio militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el norte de Noruega, denominado Exercise Cold Response 2020, a principios el próximo marzo.

Unas 7,500 tropas de combate estadounidenses de movilizarán a Noruega para sumarse a miles de militares de otros países de la OTAN en una simulación de una “invasión” de Rusia a ese país nórdico. Este es un ejercicio militar tendiente a reforzar estratégicamente la triada de sistema de lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales con cabezas nucleares (ICBM, siglas en inglés), bombarderos estratégicos de largo alcance y misiles lanzados desde submarinos que ya tiene instalados y desplegados Estados Unidos en las cercanías del puerto de Murmansk, ubicado en esa región polar.

Este ejercicio bélico de la OTAN en Finnmark, Noruega, y en esa región adyacente a Rusia, es la visualización evidente de que el Ártico pueda convertirse en el campo de batalla del Armagedón nuclear tantas veces profetizado.

Moscú ha concentrado una parte significativa de su capacidad militar nuclear en la península de Kola, limítrofe con Noruega. El problema con este ejercicio bélico de la OTAN en marzo es que pueda interpretarse por la Federación Rusa como una amenaza inminente a su seguridad nacional en su importante y estratégico patrio trasero polar.

Que este ejercicio bélico de la OTAN se convierta en una guerra nuclear verdadera de carácter internacional pende de un pequeño desliz o error de cálculo durante las maniobras militares, aéreas y navales del Cold Response 2020. INS

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