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Por Rafael Santiago Medina
San Juan, 28 ene (INS).- Hay ya 110 posibles casos de contagio con el coronavirus en Estados Unidos sin cinco confirmados. Empero, no hay un plan conocido de prevención de que, estando ya el contagio en la nación norteña, el virus termine propagándose también a Puerto Rico.
Esta displicencia reactiva y no de prestancia proactiva que caracteriza al gobierno puertorriqueño pudiera ser la puerta de entrada libre del coronavirus al país sin que encuentre una resistencia de prevención planificada al contagio.
Entonces, se llegaría al colmo de que el inicio del año 2020, además de los eventos catastróficos del huracán María y de los terremotos, también terminemos abatidos por la epidemia del coronavirus.
Teniendo los puertorriqueños un tránsito libre de ida y vuelta a Estados Unidos sin restricciones migratorias, no es exagerado sentir alarma con la posibilidad de que el contagio se propague a Puerto Rico y coja desprevenido a las autoridades sanitarias locales sin un plan preventivo articulado y que terminemos reaccionando cuando ya sea tarde y el virus se haya propagado.
El Departamento de Salud isleño ha tenido muy pocas ejecutorias sanitarias trascendentes tras el evento catastrófico de los terremotos en el sur de Puerto Rico y lo que pudiera convertirse, al paso que va, en una pandemia que ya ha tocado a las puertas de Estados Unidos.
Esto de por sí lo convierte en una amenaza para Puerto Rico, lo cual requiere de planes de contingencia eficientes y articulados que ofrezcan confianza al pueblo puertorriqueño en medio de nuestra actual situación de vulnerabilidad.
¿A qué espera el Secretario de Salud, Rafael Rodríguez, para ofrecer en una conferencia de prensa, junto a epidemiólogos del país, un plan de contingencia y prevención detallado ante la llegada del contagio del coronavirus a Estados Unidos y la amenaza que eso representa para Puerto Rico por motivo del tránsito libre y continuo de puertorriqueños a territorio estadounidense y viceversa?
No debemos esperar que el coronavirus nos sorprenda con una entrada al país, en su caso no bienvenida, a través de los viajeros usuales y turistas por el aeropuerto internacional de Isla Verde, en Carolina, o por los puertos en los cruceros que hacen escala en San Juan o Ponce con turistas procedentes de Estados Unidos que sí son recibidos con los brazos abiertos.
La amenaza está ahí latente, pero el desempeño del Departamento de Salud para su prevención con un buen plan de contingencia sigue ausente hasta el momento, por lo menos que se conozca públicamente para tranquilidad de la ciudadanía. INS
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