P. Rico-Una devastación mayor a la reconocida (opinión)

Por Rafael Santiago Medina

San Juan, 15 ene (INS).- Guánica, Guayanilla, Yauco y Peñuelas han quedado devastados por el terremoto y los temblores. Son cientos de millones -y quizás sobrepase los mil millones de dólares- la cuantía de los daños en la infraestructura de esos municipios, principalmente de viviendas. Aunque no de igual manera catastrófica, Ponce también ha sido fuertemente damnificado, además de otros pueblos aledaños de la montaña.

El cálculo de pérdidas preliminar ya ascendía a más de 400 millones de dólares en el área suroeste. Pero la estimación es bien preliminar. Precisamente, una de las quejas ha sido la deficiencia gubernamental para hacer análisis evaluativos en un tiempo razonable de la devastación de catástrofes acaecidas imprevistamente como la presente incidencia sísmica.

Mediando una crisis fiscal y económica, la incertidumbre de los alcaldes de esos municipios meridionales de Puerto Rico es cómo reconstruir sus respectivos pueblos y ofrecerles viviendas a los paisanos suyos que han quedado sin un techo donde cobijarse. Son muchas las personas y familias afectadas por la catástrofe en estos pueblos sureños.

En Yauco, por ejemplo, hay damnificadas 3,269 viviendas y 1,100 negocios. En estos momentos hay 8,203 refugiados en total, aunque el gobierno desconoce el número de personas que duermen en las calles frente a sus residencias damnificadas, por temor a que colapsen con las réplicas de remezones telúricos.

Cómo reconstruir esta porción suroeste del país es un reto desafiante para el gobierno y el pueblo de Puerto Rico ante el desamparo de la instancia gubernativa federal. La declaración de emergencia firmada por el presidente estadounidense Donald Trump asigna hasta este momento un máximo al gobierno de Puerto Rico de una cantidad ridícula de cinco millones de dólares.

Si bien ha venido registrándose un empobrecimiento general durante los últimos años a consecuencia de la crisis económica y fiscal, tanto en esos pueblos del suroeste como en el resto de Puerto Rico, con la devastación de los sismos recientes la pobreza en esa región afectada habrá de acrecentarse.

Son impredecible las consecuencias que esta situación habrá de tener sobre la fuga migratoria hacia Estados Unidos y que ha venido despoblando paulatinamente a Puerto Rico.

No parece haber dudas del impacto social, político y económico que la catastrófica actividad sísmica que abate a Puerto Rico habrá de tener en el futuro próximo, no únicamente para los pueblos del suroeste, sino para el resto del territorio puertorriqueño. Cómo las autoridades locales y federales habrán de mitigar la situación de crisis ocasionada por los terremotos, está por verse todavía. Empero, los pronósticos no son buenos. INS

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