P. Rico-Defensa intenta rehabilitar juicio contra Jonathan Román Rivera

Por Obed Betancourt / especial para Inter News Service

San Juan, 12 sep (INS).- La defensa de varios acusados de contratar a un sicario para asesinar al empresario canadiense Adan Anhang Uster intentaron hoy rehabilitar el juicio estatal en el que fue erróneamente acusado y convicto por esa muerte, Jonathan Román Rivera, en el 2008.

Abraham y Barbara Anhang acudieron a la vista judicial de hoy. / Inter News Service-Obed Betancourt

La estrategia de la defensa pretende minar y crear dudas sobre la confesión ante las autoridades federales del verdadero asesino Alex Colón Pabón, quien se declaró culpable del crimen y apuntó como sus contratistas a Aurea Vázquez  Rijos, su hermana Marcia y el entonces compañero de esta, José Ferrer Sosa, que enfrentan el juicio en el tribunal federal presidido por el juez Daniel Domínguez.

Durante la vista de hoy se intentó darle peso a la capacidad y experiencia del abogado de Jonathan, Carmelo Dávila Torres. No obstante, no se permitió que el testigo, el agente José Miranda, que investigó el asesinato, se expresara por no ser un perito en esa materia.

Igualmente se pasó juicio sobre la investigación de Miranda y que no surgió Aurea como una sospechosa oficial, aunque Miranda siempre tuvo sus sospechas del papel que ella habría podido jugar en esa muerte, particularmente porque nunca respondió a las citaciones que le hizo para entrevistarla, pues debió ver al asesino y ella misma fue víctima del asesino.

La defensa trajo a colación que Aurea sufrió la fractura del pómulo y un trauma en la cabeza.

En la vista surgió que Tito Cacho -socio y amigo de Adam- llamó la atención a Miranda de que en el Viejo San Juan se decía que el asesino era Colón Pabón, una información que el agente Miranda pudo constatar de varias fuentes independientes, incluso antes de arrestar a Jonathan el 12 de octubre de 2005.

No obstante, salió a relucir la incapacidad del agente para dar con el paradero de Colón Pabón, quien fue arrestado por el FBI en un cuartito rentado de la calle Guayama de Hato Rey en abril de 2008 con muchos símbolos cristinos y esotéricos.

Adam Joel Anhang Uster murió a adoquinazos y acuchillado en la intersección de la Calle San Justo y la Calle de la Luna en el Viejo San Juan, pasados unos minutos del 23 de septiembre de 2005. Iba acompañado de su esposa Aurea, a quien se le adjudica junto a los otros dos de ser la persona que contrató al sicario.

Aurea estuvo fuera del país parte del 2006 y 2017, aunque vino esporádicamente a la Isla.

Esta tampoco asistió al juicio ni sirvió de testigo en el 2008.

El motivo para el asesinato fue la intención de Adam Joel de divorciarse de Aurea y hacer nuevas capitulaciones matrimoniales. Ya surgió que Aurea preguntó a al menos dos personas si conocían a alguien que pudiera contratar para asesinar, a su propio abogado y ex empleador Edwin Prado, así como a un ex amante mientras ella era novia de Adam.

Aunque Miranda advirtió a los fiscales estatales sus dudas sobre la participación de Jonathan en el asesinato, aun así testificó contra Jonathan en el caso estatal y siempre defendió el resultad del juicio.

La defensa también intentó desviar la atención sobre Tito Cacho, quien no soportaba a Aurea. La defensa lo quiso ubicar de protagonista en la dirección de la investigación y crear dudas sobre su papel en el asesinato.

No obstante, Miranda dijo que su percepción sobre Cacho es que le tenía mucho cariño a Adam y fue cooperador con la pesquisa, contrario a Aurea “y su familia”, quien no respondió a las citaciones policíacas y luego desapareció del país. Esta se fue a vivir a Italia y fue arrestada en España en el 2013 y extraditada a Puerto Rico en el 2015. La fiscalía federal estableció que Cacho  cooperó con la investigación “y no se fue a otro país”.

Miranda dijo que Aurea nunca se puso a la disposición de las autoridades, no se pronunció sobre el asesinato ni el juicio, no acudió a las citaciones, ni le dio seguimiento a las investigaciones y se fue del país.

El investigador policíaco aseguró que aunque no tenía evidencia contra Aurea, sentía que “algo andaba mal aquí”.

Abraham y Barbara Anhang acudieron a la vista judicial de hoy, y se sentaron en el primer banquillo detrás de la fiscalía. Apenas tres banquillos más atrás estaba sentada Carmen Rijos y uno de sus hijos, discapacitado. Anteriormente la madre había acudido a la primera fase del juicio con su nieta de tres años, Dana. INS

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