Santo Domingo, 21 feb (INS).- La Conferencia del Episcopado Dominicano, que agrupa a los obispos católicos, considera que todavía persisten en el país la corrupción pública y privada, inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer, la impunidad, la irresponsabilidad y deficiencia de los cuerpos de seguridad.
También describe como males sociales sin soluciones la deficiencia en el sistema de salud, la ausencia de un sistema eléctrico eficiente y justo, los aumentos constantes de los combustibles, la falta de una ley de partidos que garantice la transparencia, el control y uso de los recursos estatales, la participación de la mujer y la representatividad de sectores excluidos en las contiendas de elecciones, entre otros.
“Pretendemos incentivar y animar a todo nuestro pueblo para que cada uno, mirando su potencial y las cosas buenas y positivas que tiene, las ponga al servicio de los demás, y se haga consciente de que a un pueblo lo salva y redime el mismo pueblo. Que aún en medio de la resequedad del suelo podemos forjar un terreno fértil con dedicación y esfuerzo, tal como lo hacen tantos pueblos del país”, dice el escrito.
Los obispos dan a conocer estos planteamientos en un documento que emitieron este martes con motivo de celebrarse el próximo martes 27 el Día de la Independencia Nacional.
En el mensaje, la Conferencia del Episcopado expone una reflexión basada en 20 valores; los primeros 12, contenidos en el preámbulo de la Constitución dominicana, tales como la dignidad humana, libertad, igualdad, el imperio de la ley, justicia, solidaridad, convivencia fraterna, bienestar social, equilibrio ecológico, progreso, paz y unidad de la nación.
Los demás son: alegría, acogida, ser luchadores y trabajadores, resaltan la cultura dominicana. De igual modo los valores de la honradez, la familia, la vida y la educación sexual, son ensombrecidos por la corrupción, la violencia contra la mujer, feminicidios, homicidios y el libertinaje sexual, opinan los religiosos.
En ese sentido, hacen un llamado a todos los dominicanos, “a poner en alto, hoy más que nunca, nuestros valores culturales, que nos identifican como pueblo y como nación. El amor y el servicio a la patria han de estar por encima de los intereses particulares, grupales y partidistas”.
La Iglesia Católica reconoce que el país ha avanzado en varios aspectos, sobre todo “los esfuerzos de proveer desde el Estado iniciativas en pro de mejorar la calidad de vida de tantos dominicanos”.
De igual manera, los obispos señalan que nunca la Iglesia ha estado en contra de que la educación sexual se imparta en las escuelas públicas.
Al respecto afirman que “desde hace muchos años hemos propiciado que se imparta una educación sexual de valores e integral, sustentada en responsabilidades, no exclusivamente en derechos y que su objetivo sea educar para que el individuo aprenda a ser persona en el trato hacia los demás, que tome en cuenta la afectividad y no quiera simplemente utilizar el cuerpo humano como un producto”.
“Proponemos que la educación sexual refleje valores tales como la intimidad y compromiso exclusivo entre dos personas mayores de edad, del sexo opuesto así nacidas, que deben buscar la satisfacción y la felicidad del otro y la plena realización propia”, señalaron.
Sostienen que el propósito de la sexualidad humana como agente de procreación se basa en “la promoción de la abstinencia de relaciones sexuales durante la minoría de edad y hasta alcanzar la madurez fisiológica, psicológica, emocional y económica y ser formalizada. La meta ha de ser el matrimonio para vivir en plenitud.
Como en otros mensajes, la Iglesia reiteró su postura de defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, tal y como lo establece la Constitución, en referencia al aborto.
“Debemos volver a recalificar el valor de la vida humana en todas sus dimensiones. No es posible que la infravaloremos al punto de no impresionarnos por los actos de feminicidios, y frenar con la educación en valores desde la familia, para preservar la vida y respetarla desde la concepción hasta la muerte natural. Es imposible legislar en contra de la vida misma”, recalcaron los obispos. INS
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